El papá de Renzo Spasiano, uno de los tripulantes que cumple años este domingo, busca fondos para seguir con la búsqueda.
Ya pasaron 110 días y aún no hay rastros: el paradero del yate Moi Guadalupe, desaparecido en el Caribe, continúa siendo un misterio. Pero este 16 de enero la angustia se apodera un poco más de la familia de Renzo Spasiano, uno de los tripulantes de la embarcación que este domingo cumple 21 años. “Mi mayor deseo es que vuelva con nosotros”, ruega Luis, su papá, en diálogo con Clarín.
El joven había viajado como voluntario a Haití para entregar ayuda humanitaria. Junto a él también estaba Carlos Juárez, otro argentino. Sin embargo, el 28 de septiembre el barco en el que se trasladaban emitió su ubicación por última vez y desde entonces no se supo nunca más nada.
De la búsqueda participaron las marinas mexicana y estadounidense. También se desplegaron operativos particulares, de los cuales se encargaron los familiares de la víctima, que buscaron pistas durante meses. Pero los resultados fueron nulos.
“Estamos igual que al principio, no hay absolutamente nada. Parece cómico, pero pareciera que lo abdujo una nave extraterreste”, dice Luis Spasiano, quien admite estar abrumado por tantas hipótesis, pero a la vez esperanzado.
Y agrega: “El dolor es tan grande que no se cómo describirlo. Muchas veces me pasa que no se qué llorar. Te desesperas. Porque si bien no hay pistas de la embarcación, pensando positivo es algo que refuerza la esperanza de que este en algún lado vivo”, comparte afirmando que, en el cumpleaños de Renzo, las emociones son más fuertes.
Hasta el momento se barajaron muchas posibilidades: un ataque pirata, un secuestro, un hundimiento, que estén varados a la deriva. Esta última es la que tomó más fuerza en el último tiempo, dado que si se hubiera ido al fondo del océano, debería haber algún elemento flotando que diera el indicio.
Pero nada es certero. Por eso, dado que la marina mexicana sólo actuará si se encuentra algún rastro significativo, la familia busca fondos en la página “Go fund me” para pagar una empresa especializada en búsquedas y rescates que los pueda ayudar.
“Una familia conocida que es canadiense tiene un velero. Con ellos estamos recaudando fondos porque hay empresas que se dedican a hacer investigaciones de casos así, pero son muy caras. Estamos haciendo lo imposible para juntar el dinero y así poder contratarlas”, señala.
En este sentido, afirma que continuarán haciendo lo imposible hasta volver a saber de Renzo, un chico que “nunca midió límites cuando se trataba de ayudar”.
“En ningún momento dudó en ir a llevar la ayuda. Eso es lo que lo motivó a hacer el viaje. Cuando me lo dijo, yo le dije que no fuera que Haití es peligroso. Me contestó ‘esa gente necesita la ayuda papá, tengo que ir'”, recuerda Luis sobre la esencia de su hijo.
Y mirando imágenes que le envió durante el viaje, concluyó: “Él estaba feliz de poder llevar la ayuda. En todas las fotos que nos mandó se le ve la cara de felicidad. El mayor deseo es que vuelva con nosotros”.
El caso
Renzo viajaba a bordo del yate M.O.I Guadalupe, que pertenece a la empresa de Carlos Juárez, el otro argentino desaparecido.
La última señal que se tuvo de la embarcación fue el 28 de septiembre, cuando estaba llegando a Cozumel, luego de haber pasado por el puerto de Jamaica para recargar combustible.
El barco iba al mando del capitán cubano Denis Manuel Fernández Díaz y había partido desde Puerto Aventuras (en México), el pasado 17 de septiembre para llevar ayuda a las víctimas del terremoto que en agosto causó más de 2.200 muertos en Haití.
El cuarto tripulante es Martín Alejandro Vega Argaez, un marinero de origen mexicano.
El yate contaba con un teléfono satelital y quienes estaban en contacto con la tripulación estuvieron llamado durante horas pero no obtuvieron respuesta.
Una luz de esperanza se había encendido por una pista que parecía llevar hacia el paradero de los dos argentinos. Sin embargo, terminó siendo descartada.
Desde entonces, todas las marinas del caribe, puertos y embarcaciones de pesca de países como Cuba, Jamaica, Bélice, Honduras y Estados Unidos se están alerta ante cualquier pista que pueda surgir.