La evidencia podría contribuir a rediseñar la estrategia de aplicación de refuerzos.
Un estudio realizado por investigadores e investigadoras de Argentina estableció que los anticuerpos neutralizantes que se generan a partir de la inoculación de la vacuna Sputnik V permanecen en el organismo al menos durante seis meses. Para llegar a ese resultado, el equipo –conformado, entre otros, por Nicolás Kreplak, Jorge Geffner y Andrea Gamarnik– analizó 1800 muestras de sueros de personas vacunadas con la tecnología desarrollada por el Centro Gamaleya.
Si bien los anticuerpos totales disminuyen, los neutralizantes del Sars CoV-2 y sus variantes se mantienen en el cuerpo por más tiempo. Algo similar se advirtió con otras plataformas vacunales como las de Pfizer y Moderna. El trabajo fue difundido en mBio, una revista que pertenece a la Sociedad y a la Academia de Microbiología de Estados Unidos.
“Este trabajo lo empezamos en enero del año pasado, a la par con el inicio de la campaña de vacunación. Nos sirve mucho estudiar aquellas vacunas que se aplican en nuestra población y especialmente seguir el rumbo de aquellas sobre las que no abunda la información”, dice Andrea Gamarnik, líder del proyecto, jefa del Laboratorio de Virología Molecular del Instituto Leloir e investigadora superior del Conicet.
El artículo avala, a partir de la evidencia científica, la decisión del gobierno argentino de apostar por la fórmula rusa, que aún no recibió la aprobación de emergencia por parte de la Organización Mundial de la Salud. La ministra de Salud, Carla Vizzotti, le comunicó la necesidad de concretar ese paso a Tedros Adhanom Ghebreyesus, el director General de la OMS, durante la jornada inaugural de la 150° reunión del Consejo Ejecutivo realizada a comienzos de esta semana.
Los detalles del estudio
“Los anticuerpos totales van bajando en función del tiempo. No obstante, vimos que los anticuerpos específicos que neutralizan al virus se mantienen prácticamente iguales hasta los cuatros meses y descienden muy levemente a los seis meses”, expresa la referente. Los expertos comprobaron que si bien los totales descienden unas diez veces seis meses tras la inoculación, la capacidad neutralizante, en cambio, se prolonga con una leve disminución apenas a los 180 días.
Para precisar la cantidad de anticuerpos a los 21, 42 120 y 180 días de aplicada la Sputnik, se combinaron dos técnicas. Por un lado, a través del kit Covidar IgG cuantitativo –tecnología desarrollada nacionalmente y aprobada por Anmat– se cuantificaron los anticuerpos contra el Sars CoV-2. Por otro lado, se midió un tipo de anticuerpos neutralizantes contra la variante original y las otras de interés, como Alfa (Reino Unido), Beta (Sudáfrica), Gamma (Manaos), Lambda (Andina) y Delta (India). No solo se demostró que la vacuna las neutraliza con eficacia, sino también que los niveles de protección contra Beta y Manaos, por caso, mejoran conforme transcurre el tiempo.
“En el presente, contamos con los datos de cómo evolucionó la protección de la gente luego de un año de aplicarse las vacunas. En paralelo, exploramos cómo responde frente a Ómicron, que es la variante que predomina en la actualidad”, señala Gamarnik. La investigación que contiene esta última información y otros avances que examinan qué sucede con combinaciones heterólogas de vacunas serán difundidas en las próximas semanas, ya que los papers ya fueron enviados para su evaluación por pares para su eventual publicación.
Un aspecto que subrayan los especialistas que formaron parte del equipo es la colaboración entre científicos de diferentes instituciones (además de expertos del Instituto Leloir, también participaron referentes del Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y SIDA) y personal que forma parte de ocho hospitales públicos de la provincia de Buenos Aires. Para Gamarnik, esa sinergia “ha sido uno de los grandes aprendizajes que deja esta pandemia”.
Cuando la evidencia guía la política
“Estos estudios también los estamos haciendo con Sinopharm. Junto con Sputnik, son dos plataformas que se están utilizando ampliamente en nuestro país y en otras naciones de la región, y sobre las que no hay demasiada información. Que la generemos nosotros, que las estamos aplicando, me parece algo muy valioso”, apunta Gamarnik. “De hecho, algunos de los datos que aportamos se emplearon para modificar el rumbo de acciones que se habían tomado en nuestro país en relación a la vacunación”, agrega.
En el presente, uno de los temas fundamentales en los que el Ministerio de Salud pone el ojo es en examinar cuánto se prolonga la inmunidad conferida por las vacunas y por la infección natural frente a la variante Ómicron. Con esta información, se podría –en el mediano plazo– establecer un calendario de aplicación de refuerzos. De acuerdo a la última reunión del Consejo Federal de Salud, que reúne a las autoridades sanitarias de todas las jurisdicciones del país, la recomendación fue de reducir la brecha entre dosis de seis a cuatro meses.
A la fecha, Argentina inmunizó con primera dosis al 87 por ciento de su población y con esquema completo al 76 por ciento. Además, el 49 por ciento de los mayores de 40 años cuenta con la tercera dosis.
Para agilizar la campaña, el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, anunció que a partir de este miércoles los docentes y los mayores de 50 años podrán acceder al tercer pinchazo de manera libre. La inoculación se realiza en cualquier vacunatorio del territorio bonaerense; el único requisito es tener cumplido el plazo de cuatro meses con la segunda dosis.