Lo dice la mamá de Fernando Francovich (33), que era de Villa Ocampo, Santa Fe, y fue asesinado a balazos en Avia Terai.
Según el Observatorio Argentino de Turismo (OAT), la Ciudad de Buenos Aires recibió 110 mil visitantes durante Semana Santa. Mónica Corniali (53) es una de ellas: llegó desde Apóstoles, Misiones, donde trabaja como secretaria de una clínica odontológica. Pero no viajó para hacerse fotos con el Obelisco de fondo, o para comer pizza en Güerrin o disfrutar de las obras de la avenida Corrientes.
“Vine a golpear puertas por el esclarecimiento del crimen de mi hijo. Si no hago nada, la Justicia se relaja y en unos meses la causa queda en la nada. ¿Qué tengo que esperar? ¿Que quede impune? Mi hijo era un trabajador y nadie lo protegió; pareciera que sus asesinos sí lo están”, dice, en una visita a la redacción de Clarín.
Su hijo se llamaba Fernando Francovich. Tenía 33 años, vivía en Villa Ocampo, Santa Fe y era camionero. El 21 de marzo, luego de hacer tres entregas en el marco de un viaje a Chaco, fue interceptado por una banda de asaltantes que se movía en tres camionetas, a la altura de la localidad de Avia Terai, sobre la ruta 16.
No está claro si querían su camión, o los 300 mil pesos que había cobrado por el flete, o las dos cosas. Lo concreto es que Fernando se resistió y recibió tres disparos de 9 milímetros en las piernas y uno en un hombro. Más un culatazo en su cabeza.
Fernando, herido y ensangrentado, puso en marcha su Scania G-360 con acoplado. Condujo ocho kilómetros y frenó en una estación de servicio. Intentó pedir ayuda, pero se desvaneció ante los playeros. A los segundos apareció una de las camionetas de la banda. Un integrante se bajó y se acercó al camión. La secuencia quedó registrada en las cámaras de seguridad del lugar. Luego, huyeron.
“Creemos que entró a buscar un arma que habían perdido durante el hecho”, comenta Corniali. Los 300 mil pesos fueron encontrados en el camión. Tenían manchas de sangre. El hecho es investigado por el fiscal Gustavo Valero, de la Fiscalía 4 de Sáenz Peña.
La camioneta en cuestión es una Ford Ranger. Según registros, su titular sería la esposa del intendente de General Pinedo, Franco Ciucci. Desde noviembre pasado la camioneta posee una prohibición de circulación por una denuncia de venta. Es decir, que la persona que la compró nunca hizo la transferencia.
El detalle es que la vendedora, además de pareja del intendente, es la titular del Registro del Automotor de la ciudad chaqueña de Charata. Y que la haya vendido sin transferir.
Hasta el momento hay tres detenidos y tres prófugos. Mónica no para de recibir información que la preocupa. Y no por su seguridad, sino por los vínculos que tendría la banda en la provincia.
Un hermano policía de uno de los detenidos fue apartado de la fuerza. “Es un grupo armado de la intendencia de Avia Terai (donde viven 14 mil habitantes)”, fue una de las afirmaciones que escuchó la madre de Fernando por parte de vecinos del pueblo, que la contactan por redes sociales o teléfono, a partir de distintas protestas por el esclarecimiento del crimen.
“Después del asesinato de Fernando nos enteramos de una serie de robos que se venían cometiendo sobre la ruta 16”, explica un vecino de la zona, que prefiere el anonimato porque conoce a los detenidos y prófugos.
“Es una banda que cuenta con informantes. Creemos que hay comerciantes que les brindan información sobre el efectivo que llevan los camioneros o choferes a cargo de repartos. Ya robaron a polleros y gente que se dedica a la distribución de verduras y cervezas. Como no hay facturas, muchos no hacen la denuncia”, añade.
“Pepe”, la pareja de Mónica, agrega: “La 16 es una ruta nacional. Viene de Bolivia, pasa por Salta, Santiago del Estero y Chaco. Se sabe que es la ruta de la droga (de la cocaína, ya que Bolivia es productor). ¿Cómo puede ser que no haya controles y que roben como si nada? Si en provincias como Corrientes, Misiones, Entre Ríos o Santa Fe hay un montón de operativos”.
Oscar “Poro” Cárdenas (26) es uno de los detenidos. Sería el autor material del crimen. Contaría con antecedentes penales al igual que varios integrantes de su familia.
“La gente del pueblo se está armando“, alerta un vecino. “Es feo vivir así. Somos empresarios y estamos expuestos a los robos de nuestros propios vecinos. Hace décadas que están vinculados al delito y nadie los investiga, a pesar de que se los conoce y de que sus camionetas y obras de sus casas no concuerdan con los de un trabajador”, denuncia.
Gente pesada
“Es gente pesada. Un sereno denunció que horas después del crimen se le acercó un hombre ensangrentado (sería una persona identificada como “Tino”, de 42 años). Le pidió agua y le aseguró que había sufrido un accidente en moto. Pero la moto no estaba. Dos días después de que le tomaran declaración atacaron a tiros su puesto”, cuenta Mónica, con los ojos llorosos.
El detenido recibió un disparo y no registró visitas a hospitales. Se cree que fue herido en un forcejeo con Fernando.
La pareja tiene dudas. La información que les llega sobre los posibles vínculos de la banda con la política local y la Policía los hace sospechar mucho. Quieren contratar a un abogado chaqueño, pero siente que es en vano, ya que seguramente conozca a la banda.
La semana pasada un perito privado realizó otro estudio sobre el camión. Encontró casquillos que los peritos de la investigación oficial no habían descubierto. El primer contacto con el fiscal lo tuvieron a los seis días del crimen. Ellos mismos lo llamaron.
Pero lo que más les molesta son las denuncias que les mostraron algunos vecinos de Avia Terai. Son por robos similares, a mano armada. Los autores serían los mismos que asesinaron a su hijo. “Nadie hizo nada. Si hubiesen investigado tal vez Fernando hoy estaría vivo”.
El papá y un tío de Fernando son camioneros. De ahí su interés por seguir sus pasos. Estudió Administración de Pymes pero a sus 21 se subió al camión. Nunca se bajó. “Existió una posibilidad para que ingresara a trabajar a un banco. No le interesó. Los camiones eran su vida“, señala su mamá.
En los últimos años había cumplido dos de sus grandes metas: compró su primer camión propio (el G-360) y le adjudicaron un préstamo para construir su propia casa. Hacía dos años que se había mudado junto a su pareja. “Vivía chocho”, recuerda Mónica.
“Era feliz con su camión, su casa y sus perros. Siempre le temí a los accidentes de ruta. En un momento dejé de sufrir. Jamás imaginé que le iba a pasar esto…”.