Los productores de ambas provincias atraviesan condiciones críticas. Cómo el mismo puede afectar el consumo y precio de la yerba
La sequía sigue generando enormes perjuicios en la actividad agropecuaria. Hay relatos dramáticos que llegan a través de los productores de yerba mate en Misiones, que atraviesa la peor sequía desde 1945. “Las plantas de yerba se están muriendo”, describe Orlando Stvass, productor yerbatero de la mencionada provincia y además tesorero de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro). Según el testimonio del productor, no llueve en la zona desde hace meses, y sumado a la intensa ola de calor y los incendios de los últimos días, la producción agropecuaria en general y la yerbatera en particular atraviesa momentos penosos.
Las condiciones de los cultivos seguramente afectarán el precio con el que el paquete de yerba llegará a las góndolas. No obstante, Pablo Vernengo, director de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), explicó que la difícil situación productiva en el NEA tendrá consecuencias en las góndolas recién en 2023. “Lo que se cosecha ahora va a ser consumido el año que viene porque la yerba se estaciona 12 meses como mínimo. La sequía, las altas temperaturas y los incendios van a traer una merma de producción de calidad, y por ende un retoque en los precios”, precisó.
“La situación es muy crítica. Desde el año 1945 no vivíamos un fenómeno como el de ahora. Nos cuentan que a los inmigrantes alemanes que llegaron en esa época se les secó y murió todo y debieron liquidar las chacras”, señaló Stvass. Mientras se espera la formalización de las declaraciones de emergencia agropecuaria en Misiones y Corrientes que asistirían a productores, el yerbatero comentó que las temperaturas superan en algunos casos los 44 grados y el porcentaje de humedad es del 17%, algo inédito.
“Desde el 15 de noviembre prácticamente no llueve. En diciembre hubo alguna precipitación aislada, pero entre la sequía y el fuego la pérdida no tiene precedentes. En muchos puntos del país está lloviendo, pero aquí aún no llueve nada y no tenemos cómo regar. La realidad es que hoy por hoy no hay de dónde sacar agua, porque los arroyos ya están secos” agregó Stvass.
Por su parte, Manfredo Sifert, otro productor de la zona, sostuvo que las pérdidas son evidentes en yerba, donde las plantas están padeciendo un estado de marchitez transitoria. “Esto configura un triste panorama, ya que se están secando los frutos. El déficit hídrico de este año es más pronunciado y está dejando las plantas sin síntomas de vitalidad”, manifestó.
Corrientes
La situación es similar en Corrientes, provincia que también espera el trámite para declarar la emergencia agropecuaria. En este sentido, Pablo Juan Sánchez, presidente de la Asociación de Sociedades Rurales de Corrientes, detalló: “La provincia no recuerda emergencia de esta magnitud, que abarque al total del territorio y a todas las producciones. Hoy en día todo está afectado. La yerba mate es la que más está sufriendo, pero los arroceros tampoco tienen reservas de agua y el río Paraná está bajo, lo mismo la citricultura, el sector forestal, el té, la ganadería y todo lo que hacemos”.
Sánchez explicó que en la provincia hay un déficit hídrico del 50%. El año pasado se registró la misma situación. Además, el dirigente aseguró que no es común que haya semanas enteras con temperaturas por encima de los 40 grados. “No nos da tregua el clima, y con este contexto seco, todo se dificulta. No recuerdo estas condiciones. Tampoco se avizoran lluvias en el corto plazo que puedan recomponer esta situación”, concluyó el productor.
Por último, las condiciones de los cultivos de yerba seguramente afectarán el precio con el que el paquete llegue a las góndolas. Es por esto que Pablo Vernengo, director de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), explicó que la difícil situación productiva en el NEA tendrá consecuencias en las góndolas recién en 2023. “Lo que se cosecha ahora va a ser consumido el año que viene, porque la yerba se estaciona 12 meses como mínimo. La sequía, las altas temperaturas y los incendios van a traer una merma de producción de calidad, y por ende un retoque en los precios”, precisó.