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Economía dice que la inflación está desacelerando, pero para el Banco Central hay que esperar hasta fin de año

Martín Guzmán apuesta a que desde agosto el IPC se acomode abajo del 3%. En el BCRA son más cautelosos, porque con la apertura de la actividad se viene la suba de precios no regulados.

La inflación mensual aún no logró perforar el piso del 3% mensual, nivel en el que se instaló -bien encima- en octubre de 2020. Pero pasado el pico de 4,8%, el Gobierno, puntualmente el ministerio de Economía, machaca mes a mes en que la inflación viene “desacelerando”. Verdad a medias.

Es verdad que los IPC, desde abril (4,8%) hasta julio (3%) de este año, han mostrado un descenso, aunque cada vez más leve. Podría decirse que se aplanó la curva, pero no más que eso. Como también es cierto que la medición interanual -el acumulado de 12 meses- ha venido creciendo: en marzo era 42,6% y en julio se tocó el (supuestamente) valor máximo interanual con 51,8%.

Frente a estos números, el Banco Central eligió la cautela a la hora de trazar escenarios futuros: según la opinión de los economistas del organismo monetario, volcada en el reciente Informe de Política Monetaria difundido este lunes, ocurrirá esto con la inflación: “Para lo que resta del año se espera que continúe el descenso gradual en las tasas mensuales de inflación a partir de una reducción en el ritmo de aumento de los servicios regulados y de los bienes, mientras que se prevén subas de los precios relativos de los servicios privados, tal como sucedió en julio”.

Dicho esto, las perspectivas del BCRA son que “como consecuencia de las bajas bases de comparación, la desaceleración mensual del nivel general de precios se reflejaría en una estabilización de la tasa de inflación interanual desde julio, mientras que descendería recién en los últimos meses del año”.

Básicamente, avisa que la tasa de inflación interanual -agosto 20-agosto 21- y así sucesivamente, se mantendrá bien cerca del 50% por lo menos hasta diciembre.

Una conclusión parecida a la que vienen expresando las consultoras que participan del Relevamiento de expectativas de mercado (REM).

El REM difundido a principios de agosto dice que recién en enero de 2022 la inflación interanual, la que hoy está en 51,8%, podrá perforar el piso del 50%. El REM espera para este año una inflación punta a punta del 48,2 y apunta al 42% para todo 2022.

Es interesante la proyección que van marcando las consultoras privadas mes a mes, porque tiempo atrás, tanto desde Economía como desde el Banco Central, de algún modo se cuestionaba la visión de las consultoras y de algún modo se las acusaba de haber sido en 2020 “excesivamente pesimistas”, influyendo justamente sobre las expectativas de los formadores de precios.

La verdad es que el REM de un año atrás acertó con precisión milimétrica la inflación anual que por aquellos días de plena cuarentena se proyectaba para julio de 2021. Hace un año, los consultores que responden el REM estimaron una inflación anual de 51.9%, apenas una décima por encima del dato oficial que dio a conocer el INDEC.

El Banco Central es cautamente optimista respecto a la evolución de la inflación porque cree sobre todo en que la contención del tipo de cambio ayuda a frenar la suba de los precios que más crecieron en los primeros meses del año. Y también porque no habrá nuevos aumentos de tarifas. Es notable cómo a pesar de esas dos anclas, la inflación se resiste a bajar del 3%

El Informe de política monetaria puntualiza estos temas: Sobre las tarifas de servicios públicos, señalan que “luego de las actualizaciones autorizadas durante la primera mitad del año, el Gobierno Nacional profundizaría su política de contención en los próximos meses, siendo un segundo factor explicativo de la reducción de la inflación mensual esperada para lo que resta del año”.

Paritarias: Sobre este tema tan sensible en año electoral, subrayan: “Las actualizaciones de las paritarias salariales y la paulatina recuperación de la demanda, a medida que avanza el proceso de vacunación, generarían una recomposición de los precios relativos de los servicios privados”. Es decir que ven que las mejoras salariales tendrán su impacto inflacionario.

Un ejemplo para graficar esto: lo que puede suceder con las salidas a restaurantes u otros puntos de esparcimiento. Quien anduvo por Palermo este domingo soleado comprenderá el punto.

El BCRA enciende una alerta por los precios internacionales, que para el caso de Argentina impacta por la vía de las materias primas agrícolas (que exporta) y la energía (que importa): “La evolución futura de los precios internacionales constituye un factor que podría incidir en forma adversa en el caso de que retomen el ritmo de crecimiento que registraron desde mediados de 2020 o, por el contrario, si dicha tendencia se revierte, contribuiría al proceso de desinflación”.

La prudencia del Banco Central y la visión por ahora acertada del REM permiten suponer que el proceso desinflacionario será tan arduo como difícil la recuperación del poder adquisitivo. Variables más que sensibles y que pueden tener una incidencia decisiva en la definición de una elección.

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