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El increíble caso de la argentina que vive en Barajas: “Estoy en situación de calle y nadie hace nada”

Milagros Almeida (24), estudiante de antropología, está desde agosto en el aeropuerto español. “El Gobierno hizo conmigo abandono de persona”. Fuentes consulares dicen que “no se deja ayudar”.

Spielberg podría inspirarse en Milagros Almeida para filmar la secuela de “La Terminal”, aquella dramática historia de 2004, que retrata la vida de un refugiado iraní que, por fuerza mayor, vivió en el aeropuerto de París, Charles De Gaulle, durante 18 años. Salvando las distancias, la argentina de 24 años se encuentra desde agosto instalada dentro de Barajas (Madrid), junto a su madre Guadalupe.

Allí comen lo que pueden conseguir o les compran, duermen en el piso y se higienizan en el baño del aeropuerto. “Nos hemos enfermado física y psicológicamente”, sentencia la estudiante de antropología. Hace más de cuatro meses que las condiciones de Almeida son irregulares: antes de llegar a Madrid vivió carencias en Roma y durante varias noches debió quedarse en el aeropuerto de Fiumicino.

Almeida residía en Europa desde 2019 y quería regresar a la Argentina, pero una serie de vicisitudes a partir de la pandemia minó su regreso y lo convirtió en una pesadilla. “Lo que están haciendo conmigo es abandono de persona. La Embajada de Argentina en España, Cancillería y Migraciones me dieron la espalda como ciudadana y sólo me ayudaron con 20 euros para los que tuve que firmar un comprobante de recibido“. Milagros habla en primera persona del singular, prefiere no incluir a su madre, que no está a favor de esta conversación con Clarín.

Es la madrugada madrileña. La comunicación se torna dificultosa no sólo porque la señal que utiliza es frágil, sino porque la constante voz metálica del aeropuerto eclipsa su tono bajo. “Yo me estaba volviendo a la Argentina el 25 de junio, con nueve valijas y tenía un pasaje por Iberia, aerolínea que no me permitió despacharlas todas, por lo que decidí perder el pasaje y sacar otro unos días después por Air France o KLM, que sí me permitirían hacerlo, según había averiguado”.

Milagros Almeida (24) vive en la Terminal 1 del aeropuerto de Barajas desde agosto. "Estoy enferma física y psicológicamente", asegura.Milagros Almeida (24) vive en la Terminal 1 del aeropuerto de Barajas desde agosto. “Estoy enferma física y psicológicamente”, asegura.

Las restricciones y cupos de ingreso impuestos por el Gobierno Nacional en aquel momento (600 personas por día), no le permitieron asegurarse una fecha certera de regreso y fue postergando la compra del pasaje. “Las posibilidades fueron disminuyendo porque como yo tenía que vivir en euros me fui gastando el dinero que disponía para el pasaje. Nunca imaginé que se iban a cerrar las fronteras por tanto tiempo… Mientras, durante julio, yo estaba en un hotel en las afueras de Fiumicino esperando poder volver. Pasaban los días, las semanas y me iba comiendo la plata”.

Sin dinero para regresar. "Intento descansar como se puede, pero esto es una pesadilla", afirma Milagros Almeida (24).Sin dinero para regresar. “Intento descansar como se puede, pero esto es una pesadilla”, afirma Milagros Almeida (24).

Entre agotada e indignada, Almeida cuenta que vivía en el norte de Italia, epicentro de uno de los mayores focos en los que se desató el coronavirus. “Yo me encontraba entre Piamonte y Lombardía, allí estudiaba, tenía un emprendimiento y a la vez tramitaba la ciudadanía italiana. Fui testigo del infierno que pasaron los italianos, pero a ellos su gobierno nunca los dejó abandonados en el exterior como a nosotros. Estando en Italia, el consulado argentino de Milán me ninguneó, nunca nadie me brindó asistencia”.

"El Consulado argentino me tiene que asistir, ¿para qué está? ¿Cómo me va a mandar a un centro español para refugiados?", exclama indignada.“El Consulado argentino me tiene que asistir, ¿para qué está? ¿Cómo me va a mandar a un centro español para refugiados?”, exclama indignada.

El caso de Milagros Almeida empezó a generar un fuerte run-run en las redes sociales, pero al principio sus pedidos de auxilio pasaban por alto debido a la cantidad de varados argentinos que estaban diseminados por el mundo expresando -por esa vía- su malestar. “Llevo más de 4 meses sin poder viajar a mi país, luego de un cierre de fronteras en junio que impidió conseguir pasajes hasta fines de agosto y por lo cual debí extender una estadía en Europa imprevista y con toda mi vida ya organizada en ARG, trabajo, Univ, etc.”​tuiteó el fin de semana.

La mayoría de sus tuits expresa el estado en el que vive, en otros remarca la desidia e indolencia de las autoridades argentinas y en uno de sus últimos revela un problema de salud. “Tengo epilepsia, viviendo este drama desde hace meses tuve una recaída y el Consulado brilla por su abandono”. La comunidad tuitera que sigue esta película de terror está repartida: los que no pueden creer la pesadilla que está viviendo y los que han salido a decir que no todo lo que Almeida cuenta es cierto.

De hecho, este cronista que mantiene contacto con Almeida desde agosto, le reenvió vía Twitter un mensaje de la Embajada Argentina en España que circulaba en las redes y sostenía: “Estimadas ciudadanas: les solicitamos que se comuniquen con el teléfono de guardia del consulado que les facilitamos esta mañana al recibir su primer correo, tal como vienen siendo atendidas desde 2018 por nuestros consulados de Milán y Roma“, fechado el 27 de agosto de 2021.

Cada vez más posteos empezaron a salpicar las redes sospechando de Almeida, que responde sobre el mensaje de la Embajada a Clarín. “El tuit al que hacés referencia tiene información falsa. Es atroz el proceder del consulado para cubrir sus acciones y violentar aun más a quienes se animan a denunciar. En la fecha a la que hacen referencia yo no me encontraba en Italia siquiera, no fui a un consulado hasta diciembre del 2019 y fue para hacer un cambio en el pasaporte”, se defiende Milagros.

"Intentar descansar con un altoparlante permanente, las luces siempre encendidas, sin comer comida caliente ni una ducha es insoportable", describe Milagros Almeida (24).“Intentar descansar con un altoparlante permanente, las luces siempre encendidas, sin comer comida caliente ni una ducha es insoportable”, describe Milagros Almeida (24).

Clarín se comunicó con fuentes consulares, que reconocieron estar en tema: “Es muy raro, no sé con qué fin estas dos mujeres lo hacen, pero no es cierto que no se les dio bolilla, al contrario. Esto viene de antaño y tanto la Embajada de Italia, primero, como la de España después, les han brindado asistencia en reiteradas oportunidades. Cuando manifestaron estar varadas, no mostraron pasaje de retorno reprogramado o cancelado. En Italia se les dio asistencia económica y se les hizo pasaporte de emergencia con carácter de excepcionalidad”.

Otra fuente diplomática le dijo a este medio que “el consulado en Madrid las contactó y les requirió datos de familiares y/o allegados en Argentina, pero las ciudadanas no brindaron la información solicitada ni proporcionaron la ubicación exacta en el aeropuerto de Barajas donde se encontraban”.

"Hace unos días vino alguien del consulado y me dio 20 euros, que agarré porque estoy desesperada. Pero no lo podía creer, esa fue toda la ayuda", remarca Milagros Almeida.“Hace unos días vino alguien del consulado y me dio 20 euros, que agarré porque estoy desesperada. Pero no lo podía creer, esa fue toda la ayuda”, remarca Milagros Almeida.

“Un funcionario consular -continúa la fuente- se trasladó al lugar para localizarlas, aunque sin éxito a pesar de la asistencia de personal del aeropuerto y de seguridad, quienes informaron no tener conocimiento de que en las instalaciones hubiese personas en esas condiciones“. Finalmente, en octubre fueron ubicadas y el Consulado les brindó “ayuda económica para alimentación inmediata y propuso gestionar ante servicios sociales de la Comunidad de Madrid alojamiento y comida, pero fue rechazada. Con relación a los medicamentos, se rehusaron a dar información sobre qué necesitan, no se dejan ayudar”.

Ante la consulta sobre si la ayuda económica ofrecida fue realmente de 20 euros, la fuente diplomática respondió. “No se podía entregar otra suma si las ciudadanas no permiten que se inicien los pasos necesarios para proceder a una real asistencia (se negaron a presentar documentación aduciendo su derecho a la privacidad). De todas maneras, se está gestionando un alojamiento y un eventual repatrío“.

Resopla Almeida cuando se le comparten las respuestas de las autoridades argentinas, pero ella no da el brazo a torcer. “Yo llegué a Madrid el 9 de agosto, casi con lo último que tenía, y me comuniqué por mail al consulado, que sólo me respondía de manera automática y con un link. Dejé en claro que me encontraba en situación de calle y con una enfermedad crónica. ¿Sabés qué? Un mes y medio tardaron en responderme, para cuando lo hicieron derivaron mi pedido a Cancillería”.

Con vehemencia revela: “¿Sabés que me ofrecieron las autoridades argentinas? Trasladarme a un centro español para refugiados y gente de la calle. ¿Entendés? Es una locura, yo estoy con nueve maletas. Después me dijeron que no tienen recursos para ayudarme. No entiendo, parece una cargada. ¿No tienen la obligación de asistir a una ciudadana argentina? ¿Para qué está el Consulado, entonces?”.

Se le insiste a Milagros sobre por qué no tiene su pasaje de regreso. Ella responde que durante dos meses, entre junio y agosto, no tuvo oportunidad de viajar a la Argentina. “El primer pasaje lo perdí, ok, decidí perderlo para salvar mi equipaje. Fue una decisión personal mía y no tengo que dar más explicaciones. Yo podía sacarme otro pasaje, pero decidí esperar porque no iba a pagar cuatro mil euros por un regreso a la Argentina, como me querían cobrar, en tiempos en que no llegaban casi vuelos al país”.

Sobre las dudas que despierta su caso y los posteos suspicaces, Almeida cree que “muchos no entienden la situación y ni siquiera se han preocupado en leer todo el hilo antes de hablar. Me duele la falta de empatía ante algo tan horrible… Dicen que viajé por turismo y que lo hice en pandemia, o que no tenía derecho a regresar, lo que es pura mentira. Por suerte hubo gente que se solidarizó, me consiguió alojamiento por unos días y me acercó alimentos al aeropuerto estas últimas semanas”.

Un argentino residente en Madrid fue dos veces a visitar a Milagros para acercarle comida. "Yo tampoco le creía al principio", dice el usuario de Twitter @elcorchetes.Un argentino residente en Madrid fue dos veces a visitar a Milagros para acercarle comida. “Yo tampoco le creía al principio”, dice el usuario de Twitter @elcorchetes.

Uno de los que la visitó es @elcorchetes, un argentino que reside en Madrid y que la vio dos veces y está combinando con ella en los próximos días para volver a encontrarla en Barajas. “Yo también tenía mis dudas, pero es verdad… Lo de ella es un cúmulo de mala suerte y coincidencias que hacen que la gente dude o no le crea. La primera vez le llevé comida para que tuviera por una semana y la segunda me presentó a su madre y decidí sacarme una foto para darle más credibilidad a su pedido“.

Cuenta @elcorchetes -que prefiere no dar su identidad- que “la primera vez que fui a Barajas, ella me fue a buscar a la estación de metro y allí hablamos un rato y me contó sus desdichas. Pero la segunda vez decidí ir pero sin avisarle con exactitud y me mandé a buscarla en la Terminal 1 del aeropuerto y allí estaba, sentada con su mascarilla, sus 9 maletas y la madre durmiendo en el piso detrás de unos separadores”.

"Le llevé comida para una semana para ella y su mamá: ensaladas, fiambres, pan, chocolates", describe el argentino que se solidarizó con Almeida.“Le llevé comida para una semana para ella y su mamá: ensaladas, fiambres, pan, chocolates”, describe el argentino que se solidarizó con Almeida.

Con el título “Argentina varada en el exterior”, Almeida abrió una página en Gofundme, plataforma para recaudar fondos y en la que describe un racconto de los padecimientos que debió sufrir. “Quedé varada en otro país sin poder regresar y sin recibir ningún tipo de asistencia consular desde junio de 2021 hasta hoy. Estoy en situación de calle, estoy durmiendo en el aeropuerto con mis pertenencias, sin acceso a alimentos y pasando hambre. Lo perdí todo, necesito ayuda urgente”.

Dice Milagros que intenta sacar fuerzas de donde puede. “Estoy buscando trabajos temporarios a cambio de techo y comida, también un depósito donde dejar el equipaje… Los pido por redes sociales pero en mi situación es muy difícil todo…, inclusive estar lúcida es una misión complicada por el agotamiento”.

El frío empieza a acechar en la madrugada madrileña, un obstáculo más que se suma a dormitar sentada, con las luces siempre encendidas, un altoparlante que nunca calla y sin un lugar privado donde higienizarse. “Encima las autoridades me desacreditan, niegan mi existencia y me tratan de mentirosa. Yo sólo quiero volver y reanudar mi vida en Argentina. Nada más”.

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