Una semana después de haber sido operado, y algo más delgado, el pontífice se mostró en un balcón del centro de salud.
Un poco más delgado y mostrando haber superado bien la prueba de la operación en la que le fue extirpado un metro de intestino, pero también con una cierta fragilidad que demuestra que no está totalmente recuperado, el papa Francisco reapareció este domingo (a las siete de la mañana en Argentina) en un balcón del décimo piso del hospital Gemelli, donde fue operado hace una semana para recitar el Angelus dominical y agradecer a todos los que se ocuparon de él.
Francisco, que habló un poco menos de diez minutos, estaba acompañado en el balcón por un grupo de niños que son pacientes de pediatría oncológica en el policlinico de la Universidad Católica de Roma. En su primera aparición pública hizo un llamado para que se mantenga en Italia y en otras partes el sistema sanitario de calidad, gratuito y accesible a todos.
“En estos días de hospitalización he experimentado lo importente que es un buen sistema sanitario accesible a todos. No podemos perder este bien precioso. ¡Tenemos que mantenerlo!”, dijo.
El saludo del Papa desde el balcón del centro de salud donde se operó hace una semana. (EFE)
El Papa, que se operó el domingo pasado, se ha recuperado bien. Come ligeramente desde hace cuatro días y se esperaba que se informara el alta y el regreso al Vaticano para este lunes 12.
Pero un vaticanista de la RAI, la radiotelevisión italiana, dijo que es probable que los médicos esperen “tres o cuatro días” antes de permitirle regresar a la Casa de Santa Marte, el hotel interno del Vaticano donde se aloja.
El Papa ha comenzado ya a examinar algunos documentos, pero los médicos le piden con insistencia que se recupere con mucha “tranquilidad y reposo”. En la tarde del miércoles tuvo unas décimas de fiebre, que pasaron en pocas horas.
Jorge Bergoglio se encuentra en el sector del décimo piso del hospital reservado a los pontífices, que fue utilizado largamente unas diez veces por Juan Pablo II.
Desde hace dos días, el obispo de Roma hace breves caminatas por un largo pasillo. En el final de ese pasillo se encuentra el balcón desde el que habló hoy a la muchedumbre de fieles, pacientes y personal sanitario que lo ovacionaron y aplaudieron repetidamente, rezando con él a la hora del Angelus.
El enorme edificio da al campus central del policlínico en cuyo centro está la estatua de San Juan Pablo II.
Antes de rezar el Angelus, el Papa repasó la cita del Evangelio a la unción de los enfermos por parte de Jesús, lo que le valió hablar de su propia experiencia en los días de la convalecencia.
Fieles a la espera del saludo del pontífice en Roma. (EFE)
Después de recitar el Angelus, el Papa habló sobre los dramáticos acontecimientos en Haití, donde un grupo de mercenarios asaltó el palacio presidencial y asesinó al presidente de la República. Auguró que ese país pueda recuperarse de lo ocurrido.
Tras hablar también de la celebración hoy del Domingo del Mar y pedir que “nadie tire plasticos en el mar”, Bergoglio deseó “buen domingo y buen almuerzo para todos”, para terminar pidiendo como siempre a los fieles: “Recen por mí”.
Todo comenzó hace una semana, el domingo 4 de julio, cuando Francisco fue por la tarde, tras rezar el Angelus desde el Palacio Apostólico a la multitud reunida en la plaza de San Pedro al Vaticano, al hospital Gemelli. El anuncio, muy escueto, señaló que iba a hacerse una intervención quirúrgica programada. El Papa llegó acompañado solo por dos personas, aunque dentro del gigantesco policlínico de la Universidad Católica había ya un grupo de miembros de la Gendarmería Pontificia encargados de custodiarlo.
Jorge Bergoglio se preparó en el sector del décimo piso que ha sido reservado a los pontífices. Lo ayudaron dos enfermeros muy expertos del Servicio Sanitario Vaticano que han seguido junto a él toda la semana.
Ningún medico abrió la boca en toda la semana. Las comunicaciones oficiales diarias fueron de la Sala de Prensa del Vaticana. No hubo boletines médicos. Las versiones que se difundieron eran oficiosas. Con optimismo se decía en los jardines frente a la plaza central del campus del Gemelli, que la operación podía demorar una hora y aún menos y que tres o cuatro días después el Papa argentino regresaría al Vaticano.
Mientras el atardecer tardío se hacía noche, típico del verano, comenzaron algunas ligeras inquietudes. Un comunicado del Vaticano anunció por fin que el Papa había sido intervenido durante tres horas por una sianosis (restricción o bloqueo) diverticular y que se le había practicado una hemicolectomía izquierda, la extirpación de la parte izquierda del colon donde albertagaban las pequeñas hernias, bolsitas, que se forman sobre todo en la gente mayor, en las paredes intestinales. Los divertículos, que se infectan y cuando no hay más remedio es necesario operarlos.
Nadie lo dijo oficialmente pero se supone que al Papa le cortaron un metro de intestinos y los cirujanos conectaron después el colon sano al ano con una sutura.
Estaba previsto que la operación, a cargo principalmente del cirujano Sergio Alfieri en un quirófano poblado de especialistas en temas digestivos y media docena de anestesistas de primera, se realizara con la tecnica de laparoscopia. Se hacen pequeños agujeritos en el abdomen y por allí entran tubos que sirven para manejar a dispancia los instrumentos. Es una técnica muy probada, ideal para pacientes ancianos y el Papa cumplirá en diciembre 85 años. Reduce los tiempos de la operación y la anestesia.
Siempre se prevé que la laparoscopia no puede ser utilizada por razones imprevistas y los cirunos pasan de inmediato a la operación “a cielo abierto”, tradicional, abriendo el abdomen del paciente mediante incisiones con el bisturí.
En una entrevista del “Corriere della Sera” a un veterano specialista, el profesor Francesco Corcione, la hipótesis que sobresalió fue la de las adherencias viscerales. Los cirujanos no pudieron introducir los tubos de la laparospica porque el abdomen del paciente tenía cicatrices de una anterior operación.
El postoperatorio ha sido normal y el Papa mostró una fibra resistente. El examen histológico demostró que la estenosis en los diverticulor era severa y había señales de diverticulitis esclerotizante.
El sitio católico “Il Sismógrafo”, muy consultado en los ambientes vaticanos, publicó una nota (que “Clarín” tradujo integralmente para sus lectores) en las que con tono polémico hacia la prensa “cortesana” que mostraba al Papa “como superman” que dañan su imagen y su carisma, afirmó que “la enfermedad que ha castigado al Santo Padre es severa y degenerativa. El Papa no será el mismo”.
El examen histológico (de los tejidos) confirmó que por un lado no se encontraron masas tumorales y por el otro que la enfermedad era era efectivamente seria y podría ser crónica. La intervención no ha sido devastante. El director de “Il Sismólogo”, Luis Badilla, dijo “esa es una gran bella noticia”.
Pero agrega que “los fieles adultos y maduros comprenden con color que el Papa Francisca vivirá la vida que Dios le donará con muchos límites fisiológicos y también metabólicos. Deberá ser seguido continuamente con controles clínicos importantes y se pueden hipotizar otras breves internaciones”.
“El Papa debe cuidar atentamente su salud y sabe que deberá cambiar, ayudado por todos, mucho su vida: fatigas, reposos límites, alimentación, ejercicios físicos de rehabilitación”.