Un prestigioso grupo de investigación con sede en EE.UU. analizó distintos escenarios de lo que puede suceder en el país en las próximas semanas. Las tres variables clave.
Se dice seguido que en Argentina “falta cultura del dato”, lo que explicaría por qué es tan difícil analizar el comportamiento local del Covid: saber realmente cuánta gente infectada hubo o hay. Y como la radiografía genera incertidumbre, se vuelve muy complicado elaborar pronósticos. Sin embargo, algunos expertos se animan: proyectan cuándo será el pico por Ómicron en Argentina y cómo podríamos aplacarlo.
Un llamado a la cautela. Las estimaciones que siguen salen de un respetado centro de investigación, pero son conjeturas. Cálculos con resultados no demostrados en la realidad, basados en modelos que toman evidencia del pasado.
Esos datos, conviene remarcar, salen de un país que -para decirlo amablemente- suele flaquear en la materia, en especial en cuanto a los tiempos para elaborar cualquier reporte. Esto sin entrar en el terreno de las diferencias insalvables que impone el sistema de datos federal.
Antes de ir al meollo, o sea cuándo y cómo sería el pico de la tercera ola y qué ritmo tendrá la bajada (que, para dar un adelanto, no se espera que sea tan abrupta, en comparación a la subida exponencial de estos días), una cosa más.
Falta la explicación de quiénes están detrás de esta proyección. Porque del modelo estimativo sólido a la futurología barata hay un paso.
El instituto que elaboró los datos es el IHME, el Institute for Health Metrics and Evaluation, centro de investigación dependiente de la Universidad de Washington, en Seattle (Estados Unidos). Es el tipo de equipo que saca publicaciones sobre temas sociales variopintos, desde la prevalencia mundial de la anemia en mujeres hasta rigurosos análisis estadísticos de los casos fatales de violencia policial.
Pero los papers del IHME suelen terminar en algunas de las revistas científicas de mayor prestigio mundial: el Journal of the American Medical Association (JAMA) o la últimamente archinombrada The Lancet.
La cabeza detrás de todo esto es el economista de la salud Christopher Murray, que cobró cierta fama al inicio de la pandemia de coronavirus, cuando las autoridades estadounidenses empezaron a hablar del “modelo del Covid de Chris Murray”. Los pronósticos y mediciones de este grupo reciben elogios, pero también, críticas. Las variables con las que analizan el futuro de la pandemia parecen razonables, pero, desde ya, podrían ser otras.
Sin embargo, vale la pena conocer las que armaron para la Argentina.
Apuestas
El pico de esta tercera ola (o cuarta, si se cuenta la pequeña de diciembre de 2020) está previsto para dentro de menos de tres semanas. El 25 de enero. El juego matemático de este modelo da resultados muy precisos, que obviamente hay que leer como aproximaciones.
Se estima que ese día habrá 247.332 nuevos infectados en Argentina. Parten de la base de que al cierre de esta nota no había 100.000 nuevos infectados sino más de 189.000.
Es simple. Los cálculos del IHME intentan superar el conocido problema de la altísima positividad de Argentina.
Incluyen a los potenciales infectados no detectados por testeo, obviados por una falta de iniciativa en la búsqueda de contactos estrechos, estrategia que fue variando durante la pandemia, pero que durante bastantes meses se mantuvo a media asta (el Gobierno no lo niega).
A partir de ahora, además, con la novedad de que los contactos estrechos asintomáticos no deben hisoparse, impresiona que la certeza sobre el número de infectados reales en el país pasará de ser un interrogante difícil de responder a uno directamente imposible.
Pero los investigadores del IHME, sin embargo, completan la información faltante. Y plantean distintos escenarios.
El descenso
Esos escenarios dependen de cuatro variables: uso de barbijo, distribución de terceras dosis, dudas ante la vacunación y la potencial sorpresa de una mayor severidad de la variante Ómicron.
Las estimaciones (que no son ningún secreto y pueden consultarse online) llegan hasta el 22 de abril. La baja entre el pico del 25 de enero y esa fecha es felizmente sostenida, según los autores, pero con una pendiente un poco menos inclinada que la subida actual, lo que indicaría una prolongación de la ola durante varias semanas.
De hecho, para el 22 de abril estiman unos 93.000 a 103.000 nuevos contagios diarios, dependiendo de cómo jueguen las variables mencionadas. Otra vez: estas cifras incluyen “contagiados no testeados”, por lo que no sorprendería que, al ritmo actual de los testeos, para el cuarto mes del año el reporte oficial informe “20.000 nuevos casos de Covid”, por arrojar un número que hoy es incierto.
Lo interesante de las curvas del IHME es que plantean diferencias, según el énfasis que se le ponga a esas variables.
Dos podrían disminuir el alcance de los contagios. En primer lugar, la tercera dosis. Es decir -dicen desde el IHME-, que el 100% de las personas vacunadas reciba el famoso booster. En ese caso, estiman un 3% menos de contagiados en el pico.
Pero el ítem que más influencia positiva tendría es el uso del barbijo, es decir que el tapa-boca-nariz fuera usado en un 80% del tiempo. Básicamente, cada vez que uno cruza la puerta de su casa.
En este último caso, los contagios podrían bajar hasta un 22%.
Fallecimientos
Es polémico mostrar optimismo ante una variable como los casos fatales de Covid. Sin embargo, si todo marcha como indican los gráficos de estos expertos, las muertes podrían mantenerse casi como una línea constante, con su pico máximo (que en realidad tiene la forma de una meseta) hacia el 7 de febrero, cuando se registrarían unas 39 muertes.
La cifra disminuye un 6% si se logra que el 100% de los vacunados reciban una dosis más. Y podría haber hasta un 20% menos fallecimientos si el barbijo se usara correctamente y todo el tiempo.
En cambio, la proyección sube negativamente (dibujando una montaña) si Ómicron sorprendiera con una mayor severidad, algo por ahora indetectado.
En ese caso, las muertes serían el triple que en el escenario con barbijo usado en forma masiva, con algo menos de 100 fallecimientos diarios, en el peor momento de la ola.
En definitiva, aunque estos datos son para tomar con pinzas, dejan dos mensajes en forma muy enfática: la indiscutible importancia de vacunarse con tres dosis (y, mientras el booster no se ofrezca a los chicos, inmunizarlos con el esquema inicial de dos inyecciones) y usar barbijos de calidad razonable, bien colocados, todo lo que sea posible. Priorizar los ambientes ventilados y, simplemente, tener un poco más de paciencia.