El multicampeón del mundo de boxeo fue diputado y senador. Apoya la mano dura y la pena de muerte. Jura que dejó sus vicios gracias a la palabra de Dios y va por la presidencia de Filipinas.
En 2007 perdió la elección para diputado por el primer distrito de Cotabato del Sur. En mayo de 2010 tuvo revancha y accedió a una banca por la provincia de Sarangani, donde nació su esposa Jinkee. Fue reelecto en 2013 sin oposición. El paso siguiente fue postularse a senador y así logró la banca en 2016 con 16 millones de votos. ¿Qué le quedaba a este candidato? Lógica pura: pensar en ser presidente. Este recorrido, normal para un político con aspiraciones, pasa a ser extraordinario por el nombre del protagonista: Emmanuel Dapidran Pacquiao Sr. Sí, el mismísimo Manny Pacquiao será candidato presidencial en las elecciones de 2022 en Filipinas. Claro que su lanzamiento oficial fue acompañado por una noticia fuerte, su retiro del boxeo profesional, y por una confesión lapidaria acerca de pensamientos acerca de quitarse la vida.
“Mi carrera como boxeador está terminada porque ya pasó demasiado tiempo y mi familia dice que es suficiente. Sólo continué porque soy un apasionado por este deporte. Sólo seguiré apoyando a otros boxeadores para tener un nuevo campeón”, le contó Manny a Toni Gonzaga, cantante filipina que tiene un talk show muy famoso en su país.
Pacquiao ganó títulos mundiales en los pesos mosca, supergallo, pluma, superpluma, ligero, superligero, wélter y superwélter. Su último combate fue a fines de agosto, cuando perdió por puntos con el cubano Yordenis Ugás y tuvo secuelas fuertes, como que su esposa le tuviera que dar de comer en la boca.
Manny Pacquiao, retiene la corona wlter en las Vegas en enero de 2019. Foto:/AFP
Sin dudas, un tramo conmovedor de la charla fue cuando el ahora ex púgil admitió que la pasó muy mal en un momento de su vida. Tanto que pensó en quitarse la vida. “Estaba solo en mi habitación en Estados Unidos durante un viaje por una pelea. Leí la Biblia y pensaba en quitarme la vida en ese momento porque me arrepentía de mis pecados. Lloraba desconsoladamente”, recordó.
“Me pregunté qué hacer: ‘Señor, ¿no soy valioso? Si sólo pudiera ir atrás en el tiempo y deshacer todo lo que hice en tu contra’. Yo fui mujeriego, borracho, apostador. Todo junto. Me sentía pequeño. Estaba arrodillado, con la cara contra el suelo mientras estaba solo. Cuando escuché la palabra de Dios, me sentí feliz”, agregó.
El boxeador nacido en General Santos sabe de fintas para eludir golpes y para acomodarse en la rosca política. Ascendió con la Alianza Nacionalista Unida, pero luego se alineó con el oficialista Partido Democrático Filipino-Poder Popular (PDP-Laban) y apoyó las políticas más duras de Rodrigo Duterte hasta mediados del año pasado, cuando inició un proceso de desmarque y críticas que incluyó denuncias públicas de supuestos hechos de corrupción.
El presidnete filipino Rodrigo Duterte. Foto: REUTERS/Feline Lim/File Photo
En un país cuya Constitución no contempla la posibilidad de reelección, quienes encabezan las encuestas son Pacquiao y Sara Duterte-Carpio, hija del primer mandatario y alcaldesa de Davao, aunque Duterte padre, un hombre que no se caracteriza por sus ideas de avanzada, dijo que Sara no sería candidata porque la presidencia “no es para mujeres” y explicó que “la configuración emocional de una mujer y la de un hombre son totalmente diferentes”.
Pacquiao no es justamente un progresista: apoya la pena de muerte y ha descripto a las parejas homosexuales como “peores que animales”. Si se convierte en presidente, promete enviar a “cientos o miles” de políticos corruptos a una “megaprisión” construida para ese fin. “Ha llegado el momento: estamos listos para afrontar el desafío”, declaró la estrella de 42 años.
“Pac Man” es el único boxeador en haber sido campeón del mundo en ocho categorías de peso diferentes y es una fuente inagotable de orgullo para los filipinos. Su popularidad es alta en su país tras haber nacido en la extrema pobreza. En su infancia vivió en la calle antes de lanzarse al boxeo profesional en enero de 1995, con una bolsa de poco más de 20 dólares. Hoy su fortuna supera los 500 millones de dólares.
“A todos los que me preguntan cuáles son mis competencias y aptitudes, les pregunto: ¿Acaso ya han sufrido por pasar hambre? ¿Saben ustedes lo que es no tener nada que comer y pedir prestado dinero a sus vecinos o esperar a recuperar los restos de un restaurante? El Manny Pacquiao que tienen frente a ustedes ha sido moldeado por la pobreza”, les habló a sus seguidores.
Manny Pacquiao, en medio de una convención representando a su partido como senador. Foto: AP
Hasta hace poco, Pacquiao, un devoto cristiano evangélico, era partidario del presidente Duterte y de su controvertida guerra contra la droga, sobre la cual los fiscales de la Corte Penal Internacional quieren investigar por el presunto asesinato de miles de personas. El boxeador le dijo a la agencia AFP que seguirá aplicando mano dura contra la droga, pero de una forma “limpia”, que supone no violar los “derechos de los individuos”.
Es uno de los cuatro hombres que ganaron títulos mundiales en tres décadas (los otros fueron Bernard Hopkins, Floyd Mayweather y Nonito Donaire). Enfrentó a rivales de la talla de Mayweather, Oscar de la Hoya, Miguel Cotto, Juan Manuel Márquez (cuatro veces), Erik Morales (tres veces), Marco Antonio Barrera (dos veces), Shane Mosley, Antonio Margarito y Ricky Hatton.
“Soy un luchador y siempre seré un luchador dentro y fuera del ring. Nunca me eché atrás en una pelea”, cautivó a sus seguidores con sus dotes boxísticas. “En nombre de nuestros compatriotas que durante mucho tiempo han deseado el cambio correcto en el gobierno, espero su apoyo de todo corazón, con valentía y humildad”, los arengó. El pueblo tiene la palabra.