La aparición de la variante de la India encendió la alarma a nivel global. Mientras la “inmunidad de rebaño” aún es una utopía en Argentina, cuál es el horizonte contra la amenaza.
El concepto de “inmunidad de rebaño” pareciera haber quedado lejos en 2020, pero hacia allí se encaminaron todos los esfuerzos globales. A principios de la pandemia de coronavirus, se estimaba que con el 60 o el 70 por ciento de la población con anticuerpos al SARS-CoV-2 –adquiridos por infecciones naturales o por vacunas- se lograría una armadura colectiva que impediría la circulación casi por completo.
La “inteligencia” del nuevo coronavirus o su rapidez para mutar, en contraste con el ritmo de vacunación en el mundo, es uno de los principales motivos que hacen tambalear esa idea.
En solo un año, surgieron cuatro variantes de preocupación y otras 6, calificadas por la OMS como “de interés”. La Delta fue la última en incorporarse al primer grupo y ya se comprobó que tiene cierta evasión de la respuesta inmune generada por las vacunas. Entre los ejemplos más paradigmáticos, es responsable de un aumento significativo de casos en el Reino Unido, a pesar de que en el país tres de cada cuatro adultos tienen al menos una dosis de vacuna.
Según reportes oficiales, más del 90 por ciento de los contagiados actualmente en ese país se infectaron con la Delta. Originalmente detectada en la India, la variante es un 60% más contagiosa que la Alpha, que se estudió por primera vez en la ciudad británica de Kent, y tiene un 1,8 por ciento más de probabilidades de derivar en una internación. A eso se suma que las distintas fórmulas vacunales disminuyen su eficacia respecto a esta variable.
No es un regreso al punto de inicio, cuando las vacunas no existían. Aunque los 8.210 nuevos contagios reportados de media cada día en el Reino Unido significan que se cuadriplicaron los contagios en poco más de un mes, la cifra solo representa un 13% en relación al pico máximo de contagios de registrados a principios de enero. Resta ver cómo contendrá el gobierno de Boris Johnson esta suba de casos.
El ritmo de vacunación creció en los últimos días. Foto: Ministerio de Salud
Para el virólogo Jorge Quarleri, bioquímico de la UBA e investigador principal del Conicet, la nueva variante –que según informes oficiales todavía no circula en Argentina- es una muestra de que el relajamiento tendrá que esperar, además de que las políticas que miran solo fronteras adentro son insuficientes. “La Delta nos está planteando definitivamente un desafío que seguramente nos obligará a pensar si es necesario hacer la actualización de la vacuna contra el Covid-19”, define.
Los estudios de laboratorio, hechos con hamsters, muestran que esta variante “se multiplica con una eficiencia sustancialmente mayor respecto de variantes precedentes”, explica y grafica con una metáfora bélica: tiene más oportunidades de vencer tanto por “cantidad de soldados”, porque la variante “planta en el árbol respiratorio una cantidad de virus superior a otras variantes”, y por capacidad de camuflaje.
En sus palabras: “Los soldados de la Delta parecerían tener una cirugía estética lo suficientemente sofisticada de modo que los anticuerpos generados por las vacunas, cuando le ven la cara a su oponente, no logran reconocerlo exactamente en todas sus partes”.
Rayando la mitad del segundo año de Covid-19, hay más incertidumbre que certezas sobre cuándo se va a poder lograr una contención del coronavirus como pandemia, aunque bajar el ritmo de la circulación se vuelve prioritario para que sea una amenaza controlable.
No se trata solo de avanzar en la vacunación. “Mientras tengamos países hiper poblados en los que las condiciones higiénico sanitarias no permitan que haya un nivel de cobertura tal como para que el virus no siga encontrando hospedadores en los que replicarse y va a seguir generando variantes”, opinó.
Las variantes en Argentina
La frecuencia con la que surgen las nuevas variantes del Covid-19, “con estos niveles de circulación en el mundo es algo esperable y normal en la biología de los virus”, explicó a Clarín la directora nacional de Epidemiología, Analía Rearte, “Como la gripe, que todos los años varía, los virus continuamente van teniendo mutaciones y cambios. Eso es normal. Lo que pasa es que cuando estos cambios afectan a algunas proteínas que van en relación a la transmisibilidad o la gravedad de la enfermedad que provocan, es que se empiezan a generar problemas”, continuó.
En Argentina, se detectaron a fines de abril dos casos de la variable Delta, que fueron contenidos en el aeropuerto de Ezeiza y no derivaron en mayores complicaciones. Como afirman funcionarios públicos y especialistas, es clave demorar su circulación comunitaria el máximo tiempo posible. Las variantes que más circulan son las de Gamma (Manaos –variante de preocupación para la OMS), Lambda (Andina, de “interés” según la OMS) y la Alpha (Británica, también de preocupación).
Testeos en una plaza de la Ciudad, otra arma para aislar y frenar la circulación de las variantes. Foto: EFE
“Con estas variantes y estas vacunas que tenemos hoy (Sputnik-V y Astrazeneca, principalmente), tanto en una como en dos dosis, es muy buena la efectividad. ¿Qué es lo que va a suceder más adelante? No lo sé. Esperamos que puedan seguir siendo efectivas contra todas las demás variantes”, deseó la funcionaria, y aclaró que, de todas formas, “la parte más difícil que era generar las vacunas para el SarsCov2, ya la pasamos, porque no es lo mismo tener que desarrollar una vacuna de cero que tener que ajustar o acomodar una vacuna a determinada variante distinta”.
La Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (Anlis) “Dr. Carlos G. Malbrán” es el ente nacional de referencia, rol que ya tuvo en 2009 con la Gripe A y que tiene todos los años en los brotes estacionales, como los de gripe.
Josefina Campos, bioquímica coordinadora de la Plataforma Genómica de ANLIS Malbrán, lidera el equipo que viene realizando la vigilancia del coronavirus desde la llegada de la pandemia. “El virus evoluciona y cambia y muta y generar nuevas variantes si el virus circula. Siempre que podamos cortar de alguna manera la circulación del virus, con todos los comportamientos que ya conocemos todos y la vacunación, ayuda. Pero respecto a la evolución del virus, si la aparición vacunal influye o no esto no lo vamos a saber hasta ver más adelante cómo va respondiendo el virus”, analizó.
El laboratorio ruso Gamaleya informó esta semana que trabajará en ofrecer un refuerzo vacunal para otras marcas para hacer frente a la variante Delta. Clarín consultó a Campos si considera que ¿podrían pensarse una evolución del Covid-19 similar a la de la Gripe con vacunas interanuales que responden a las nuevas cepas?
“Compararlo con el de la gripe no, porque son distintos tipos de virus y tienen comportamientos distintos, pero que se llegue a hacer una vacunación anual o un refuerzo anual, es algo que todavía no lo podemos determinar bien”, consideró.
“Los virus ARN, como el Covid-19, cuando se reproducen, en esa necesidad de generar muchas partículas virales, cometen errores. Algunos de esos cambios en el genoma, que llamamos mutaciones, continúan en el tiempo y generan variantes. Este virus es un virus ARN que particularmente tiene un sistema por el que corrige estos errores, con lo cual incluso tienen una tasa de mutación menor a otros, como el HIV por ejemplo”, señaló.