La fórmula nació cuando la canciller alemana se dio como segunda dosis la de Moderna. En Argentina, 5,7 millones de personas que se dieron la de Oxford deben aún completar el esquema.
Mientras en Argentina la necesidad de administrar vacunas contra el coronavirus con dosis de distintos laboratorios se puso de relieve como consecuencia de la escasez del segundo componente de Sputnik V, la iniciativa de los esquemas combinados incluye una opción extra, de la que poco y nada se dijo hasta ahora: la “cruza” de Oxford-AstraZeneca con Moderna.
Podríamos llamarla la “fórmula Merkel”, en alusión a la Canciller alemana, que se animó casi antes que nadie a esta combinación, a fines de junio.
Entonces, muchos en Europa le venían poniendo el cuerpo a los esquemas heterólogos contra el Covid, en particular en medio del alarmismo mediático de algunos casos de tromboembolismos, tras la inyección con la vacuna desarrollada en Oxford. Sin embargo, la combinación a la que se apeló entonces fue de AstraZeneca con Pfizer.
Pero, al ser Pfizer y Moderna “primas” (ambas estadounidenses, ambas de plataforma ARN mensajero), era lógico asumir (como habrá hecho Merkel) que el resultado de una y otra haciendo las veces de “booster” (refuerzo) de AstraZeneca sería más o menos parecido.
El tema ahora importa especialmente en Argentina. El Gobierno no solo está impulsando que quienes iniciaron su esquema con la vacuna rusa lo puedan completar con Astra o Moderna sino, también, que quienes iniciaron con AstraZeneca puedan completar con Moderna.
Merkel, el 22 de junio, día que recibió la segunda dosis de Moderna. Foto: Reuters
Los casos
Son más de 5,7 millones de personas las que tienen puesta la primera dosis de AstraZeneca y, por lo tanto, serían candidatos para combinar con una segunda dosis de Moderna.
Los datos vienen del Ministerio de Salud de la Nación. En concreto, a este lunes, 8.496.298 personas habían recibido al menos una dosis de la vacuna inglesa (o su versión desarrollada en India, la vacuna Covishield). De esas, 2.730.864 ya completó el esquema, mientras que el 68% precisaría la segunda dosis.
¿Por qué se impulsa combinar AstraZeneca? ¿Hay preocupación por un faltante de dosis, tal como pasó con Sputnik?
Hasta el viernes, algunas jurisdicciones lo esbozaban: creían (en particular en la ciudad de Buenos Aires) que esta semana habría un “bache” en la entrega de vacunas. Las de AstraZeneca, en particular, no llegarían hasta mediados de agosto, temían.
Sin embargo, finalmente se confirmó el arribo de otras 204.100 dosis de ese laboratorio, un número pequeño en comparación a otras entregas.
En algunos distritos del país ya preocupa un posible faltante de AstraZeneca. Foto: Reuters
No hay que olvidar el contexto: las autoridades están pendientes de la administración de segundas dosis ante lo que consideran una inminente ola (cuya magnitud nadie puede prever, por ahora) por la variante Delta, cuyos efectos severos solo son sorteables con esquemas completos de vacunación.
Analizando cuántas dosis de esas 200.000 le tocaría a cada jurisdicción de la Argentina, y considerando, de nuevo, la carrera contra Delta, tiene sentido que el Gobierno impulse la combinación de dosis de distintos laboratorios, en lo que podría resumirse como una impronta de “todas con todas”.
Pero, para que esa “cruza” dé sus frutos en esta instancia de la pandemia deberían llegar nuevas partidas de Moderna, algo que el Gobierno de Joe Biden no descartó, tras el envío de 3,5 millones de dosis, que el Gobierno argentino está aprovechando de lleno para vacunar a los menores de 18 con factores de riesgo y complementar los faltantes de Sputnik.
Sustento científico
Si bien el Gobierno confirmó hace unos días que el tándem de AstraZeneca y Moderna es seguro y eficaz (no difundieron datos específicos; el anuncio quedó “abrochado” a los datos de la combinación de Sputnik con otras marcas), los ministerios de Salud de la Ciudad y de la Provincia de Buenos Aires confirmaron a Clarín que por ahora no están ofreciendo esta opción heteróloga, básicamente porque “hasta el momento no hizo falta”.
Pero, dejando los trombos de lado y sin contar los baches en las entregas, apostar a la combinación de AstraZeneca con Moderna puede tener otras razones de peso.
La primera atañe a la eficacia. Varios estudios ofrecen resultados prometedores sobre la combinación de la vacuna de Oxford y la de Pfizer. Y Moderna, como se dijo, es una vacuna muy parecida.
Para información específica de la combinación de Astra con Moderna, el New England Journal of Medicine (NEJM) publicó, a mediados de julio, una carta al editor de científicos suecos, titulada “Heterologous ChAdOx1 nCoV-19 and mRNA-1273 Vaccination”.
Como explicó a Clarín Daniela Hozbor, “vacunóloga” del Instituto de Biotecnología y Biología Molecular (IBBM) y profesora de la UNLP, “esos esquemas generan una respuesta más robusta incluso para las variantes más difíciles de inducir protección, como la variante beta” (“ex” Sudáfrica).
Los autores del informe aseguran, además, que Moderna sería una excelente opción como tercera dosis para quienes hubieran recibido el esquema completo de AstraZeneca.
El segundo tema por el que impulsar la vacunación heteróloga (por fuera del mundillo ruso) tiene sentido, son los tiempos.
A más datos auspiciosos de combinación de laboratorios, más fácil será inflar el alcance de la vacunación, que ahora avanza más rápido pero comenzó demasiado parsimoniosamente en el país. De cara a un potencial avance de Delta (o de cualquier otra variante, en el futuro), nuevas combinaciones seguras y eficaces le darán mayor plasticidad a toda campaña.