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Hígado graso: sugieren que también puede afectar a personas con peso normal

Su prevalencia está en aumento asociada a la obesidad, pero las personas delgadas también pueden presentarla, según una reciente revisión. En Argentina, estiman que afecta a 3 de cada 10 adultos.

El avance acelerado de la obesidad en Argentina y el mundo impulsa el aumento de la prevalencia de otras condiciones y enfermedades relacionadas: diabetes, hipertensión, patologías cardiovasculares y algunos tipos de cáncer, entre las más conocidas. Aunque menos conocida, el hígado graso es otra de las afecciones estrechamente asociadas al exceso de peso. Sin embargo, un estudio reciente sugiere que también puede afectar a personas con peso normal.

Se trata de una revisión de la evidencia científica que concluyó que cada vez hay más pruebas que sugieren que incluso las personas con un peso saludable pueden presentar la enfermedad que puede tener un impacto considerable en la salud y, en algunos casos, evolucionar a enfermedades hepáticas graves como la cirrosis o el cáncer de hígado.

Enfermedad silenciosa

Si bien no está claro por qué ocurre en estos casos, los autores de la revisión científica publicada en la revista Diabetology and Metabolic Syndrome apuntaron que algunos de los factores de riesgo de esta enfermedad hepática en personas en personas delgadas pueden ser la dieta, la genética, el origen étnico e incluso el estado de la menopausia en el caso de las mujeres.

El análisis de la evidencia disponible hasta el momento fue realizado por investigadores de la Universidad de Temple y el Instituto de Investigación Genómica Traslacional (TGen, por sus siglas en inglés), ambas instituciones de Estados Unidos.

“Debido a que la enfermedad del hígado graso, en la mayoría de los casos, es una condición clínicamente silenciosa, la ausencia de signos y síntomas tempranos, junto con las mediciones normales de laboratorio y del cuerpo, ciegan a los médicos a la presencia de la enfermedad hepática grave en individuos de peso normal”, afirmó Johanna DiStefano, profesora en el Programa de Enfermedades Metabólicas y Fibrosas de TGen, y jefa de la Unidad de Diabetes y Enfermedades Fibrosas.

Es que uno de los grandes inconvenientes que plantea la enfermedad del hígado graso es que no suele presentar síntomas en estadíos iniciales: cerca de la mitad de los pacientes no manifiesta ninguno, mientras que uno de cada tres puede tener una molestia cerca del hígado. Y en personas que no presentan los factores de riesgo clásicos, es más difícil que los profesionales de la salud sospechen de su existencia.

El hígado graso es la enfermedad hepática más común. Foto Shutterstock.El hígado graso es la enfermedad hepática más común. Foto Shutterstock.

La enfermedad hepática más común

El hígado graso no alcohólico (HGNA) es la enfermedad hepática crónica más frecuente en todo el mundo, con una prevalencia aproximada de 25% a nivel global. Si bien no hay datos de incidencia o prevalencia en la población argentina, una investigación regional que contempló estadísticas locales de obesidad, entre otros indicadores, estimó que afecta a 3 de cada 10 adultos en nuestro país.

Su prevalencia es mucho mayor en pacientes con sobrepeso, obesidad y diabetes tipo 2 y es considerada como la manifestación hepática del síndrome metabólico (un conjunto de trastornos compuesto por el exceso de grasa alrededor de la cintura, resistencia a la insulina, hipertensión arterial y colesterol HDL (bueno) bajo y triglicéridos altos).

Dado que su incidencia se encuentra en aumento, se trata de una amenaza importante para la salud pública.

Su forma más grave puede derivar en una afección denominada esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), que se caracteriza por la inflamación del hígado y con frecuencia, por la fibrosis, y puede conducir a la cirrosis, el cáncer de hígado y la muerte. Todas ellas son difíciles de diagnosticar y tratar.

Hallazgo inesperado

Uno de los estudios analizados mostró que -entre el momento en que se les diagnosticó inicialmente y los exámenes de seguimiento- las personas delgadas con hígado graso tenían un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad hepática grave que quienes tenían un índice de masa corporal (IMC) más alto.

“Este hallazgo inesperado sugiere que los individuos delgados experimentan una tasa más rápida de progresión de la fibrosis en comparación con los que tienen un IMC más alto”, alertó DiStefano.

El peso de los genes

Aunque la obesidad es el factor de riesgo independiente más importante de la HGNA, incluso en casos de obesidad grave algunos no desarrollan una enfermedad hepática grave, lo que sugiere que puede haber factores genéticos en juego; algunos genes que promueven la enfermedad hepática y otros que son protectores contra la afección, plantearon los investigadores.

Por ejemplo, un estudio realizado con más de 900 participantes japoneses delgados demostró que el riesgo de padecer HGNA se duplicaba entre los portadores del gen PNPLA3, muy estudiado.

Además, las mujeres corren un alto riesgo de desarrollar HGNA después de la transición menopáusica, probablemente debido a los cambios metabólicos relacionados con la pérdida de estrógenos protectores y otros factores, según la revisión.

El aumento en la incidencia de hígado graso está muy asociado al avance de la obesidad . Foto Shutterstock.El aumento en la incidencia de hígado graso está muy asociado al avance de la obesidad . Foto Shutterstock.

Cuándo sospechar

El diálogo con el paciente durante la consulta médica y el examen físico son dos herramientas que se suelen utilizar para sospechar de la presencia de. No obstante, deben complementarse con análisis de sangre, una ecografía abdominal o resonancia magnética. Y, en una minoría de pacientes, se puede requerir confirmación a través de una biopsia.

No obstante, no existe hasta el momento un consenso mundial sobre cómo realizar la detección del hígado graso no alcohólico. Y para las personas delgadas las pautas son todavía menos claras.

La evaluación del riesgo de hígado graso no alcohólico en personas con peso normal puede depender de un mayor conocimiento del estado menopáusico, los factores genéticos, la etnia (especialmente en personas de ascendencia asiática e hispana), el consumo de alcohol y los factores dietéticos (incluidos los azúcares añadidos, los carbohidratos refinados, las grasas saturadas y el colesterol), sugieren los autores del trabajo.

¿Un tratamiento distinto?

Una cuestión importante es si el HGNA en personas delgadas representa una enfermedad distinta que requiere un tratamiento específico, como sugieren algunos investigadores, o si responderá favorablemente al abordaje actual orientado a la pérdida de peso y control de la resistencia a la insulina, la hipertensión arterial y el exceso de grasa en sangre.

“Es necesario trabajar mucho más, no sólo para abordar los factores de riesgo, sino también para promover una mayor conciencia entre los profesionales sobre los posibles riesgos para la salud asociados al HGNA entre las personas delgadas”, dijo Glenn S. Gerhard, presidente del Departamento de Genética Médica y Bioquímica Molecular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Temple.

“La detección temprana, combinada con las medidas adecuadas para mitigar el hígado graso no alcohólico mediante modificaciones del estilo de vida e intervenciones clínicas, puede prevenir eficazmente la progresión a enfermedades hepáticas graves”, concluyó DiStefano, quien pidió que se incluyan a personas delgadas en ensayos clínicos relacionados con la enfermedad.

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