Una investigación del Imperial College de Londres encontró metabolitos asociados a esta enfermedad oncológica en la vesícula. Los detalles del informe
La vesícula es un órgano con forma de pera ubicado bajo el hígado que interviene en la asimilación de alimentos en el organismo. Su función primordial es almacenar bilis, un líquido producido por el hígado para digerir las grasas. Cuando el estómago y el intestino digieren los alimentos, la vesícula biliar libera bilis a través de un tubo denominado conducto biliar común que conecta a la vesícula biliar y el hígado con el intestino delgado.
Las enfermedades que pueden hallarse en la vesícula tienen que ver con patologías benignas (presencia de cálculos) y malignas (presencia de pólipos o lesiones cancerosas). Una de las características de la incidencia del cáncer de vesícula es su variación en áreas geográficas y etnias involucradas. Si bien es común en la India subcontinental (India, Pakistán), América del sur (Chile, Bolivia), Este de Asia (Corea, Japón) y Europa central (Eslovaquia, Polonia, República Checa), es relativamente infrecuente en otras partes de Europa, América del norte, Australia y Nueva Zelanda.
Así lo explican Javier Lendoire, Subjefe Unidad Trasplante y Cirugía Hepática y Luis Gil Médico Cirujano Unidad Trasplante y Cirugía Hepática del Hospital Cosme Argerich y del Sanatorio Trinidad Mitre, ambos de la Ciudad de Buenos Aires, respectivamente para una presentación que realizaron para la Sociedad Argentina de Cirugía Digestiva.
En el Reino Unido, el cáncer de vías biliares es poco común, con alrededor de dos de cada 100.000 personas que lo desarrollan, y se desconoce la causa. En Estados Unidos las estadísticas indican que unas 8000 personas al año lo padecen. No existen cifras globales al respecto. Sin embargo, en Tailandia afecta a más de 30 veces esa cifra solo en la región nororiental (85 casos por cada 100.000 habitantes), con cifras aún más altas al otro lado del río en Laos.
En Tailandia, los cánceres de las vías biliares están asociados con el parásito O. viverrini, que puede ingerirse inadvertidamente en platos de pescado crudo, parcialmente cocido o fermentado. El parásito ingresa a los conductos biliares y causa daños que luego pueden provocar cáncer.
En una investigación que se publica en la revista Nature, resultado de una colaboración entre el Imperial College London y la Universidad Khon Kaen en Tailandia, quienes están trabajando juntos para comprender y reducir las tasas desproporcionadamente altas de cáncer de vías biliares en los pueblos Isaan de la región noreste de Tailandia y Laos, se ha llegado a nuevas conclusiones.
“La detección temprana del cáncer de vesícula es vital, ya que a menudo no presenta síntomas. Esto significa que es frecuente que se reconozca tarde cuando es difícil de tratar y no es posible la cirugía para extirparlo. Además de la intervención quirúrgica, actualmente no existen tratamientos eficaces para el cáncer de vías biliares”, explicó Simon Taylor-Robinson, autor principal del estudio y perteneciente al equipo de Imperial College de Londres para Asuntos Internacionales.
“Como este cáncer es difícil de identificar y tratar de modo temprano, en este estudio fue importante incluir participantes en Tailandia que se ven afectados de manera desproporcionada. Esperamos que algún día conduzca a una prueba rápida y fácil de usar para detectar este cáncer de modo precoz y tratar a los pacientes antes. Este es el objetivo máximo en esta primera etapa de trabajo”, completó.
Una suma de dificultades
El estudio incluyó a 34 participantes de Tailandia y 32 participantes del Reino Unido, incluidos 14 con cáncer de vías biliares en el grupo tailandés y 10 entre los provenientes del Reino Unido. Los investigadores señalaron en su documento que la rareza de este tipo de cáncer dificultó la posibilidad de encarar un estudio de mayores dimensiones.
Los participantes proporcionaron muestras de orina que se evaluaron mediante cromatografía líquida y espectroscopia de masas, una técnica que separa y detecta componentes moleculares en una muestra. Esto permitió a los investigadores identificar los metabolitos en la orina de los participantes.
Si bien hubo diferencias en los metabolitos de los participantes tailandeses y británicos debido a la dieta y el peso, los científicos encontraron 10 metabolitos que parecen estar relacionados con el desarrollo de los tipos de cáncer observados en ambos grupos.
Esto puede indicar que las diferentes formas de cáncer de vías biliares actúan de la misma manera en el cuerpo, según concluyeron los especialistas en su documento. Esto podría significar que cualquier prueba desarrollada con estos metabolitos podría usarse universalmente, si se demuestra que tiene éxito.
Los investigadores sugieren que el siguiente paso de su investigación será crear una prueba basada en los metabolitos y ver si puede identificar con precisión los cánceres de las vías biliares en un ensayo clínico. Esto también les ayudará a comprender cómo se desarrolla la dolencia.