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La gripe aviar no para de crecer en el país: qué riesgo hay de contagios entre humanos

Hasta ahora se reportaron históricamente 240 casos en personas, fuera de Argentina. Los motivos por los que es difícil esta forma de propagación.

La gripe aviar se está llevando puesta la vida de miles de aves de corral, al punto de que al menos 200.000 pollos murieron en los últimos días en criaderos -sanitariamente en regla- de Río Negro y Mar del Plata. La pregunta incomoda, pero se impone: qué chances reales hay de que surjan contagios entre humanos. O, trazando un paralelismo casi obligado, qué distingue al virus H5N1 del SARS-CoV-2, el responsable de la pandemia por Covid.

La idea de un brote epidémico de gripe aviar en humanos inquieta por dos razones: una, que las aves muertas en el país no fueron producto de una matanza masiva (como circuló erróneamente en algunos medios), sino que, “en su mayoría, son el resultado de la letalidad del virus, que aniquila las aves en 72 horas. Las menos fueron por sacrificio sanitario”, aseguraron desde el SENASA a este medio.

En segundo lugar, aunque se destaquen un par de focos regionales de contagios, la proliferación de influenza aviar en aves tiene buen alcance nacional, como se detallará al final de esta nota.

Gripe aviar no es Covid

¿Qué impide que la gripe aviar nos esté afectando en forma directa, como hizo el Covid?

Hay que recordar que este virus es un patógeno que causa cuadros de influenza (o gripe) y que integra el grupo de los llamados ortomixovirus, o sea que no es un coronavirus.

Un caso de gripe aviar detectado en Azul.Un caso de gripe aviar detectado en Azul.

Sin embargo, si vale la pena trazar un puente entre estas familias virales es porque comparten alguna que otra cualidad.

Por ejemplo: su contagio no requiere un vector, como podría ser el caso del dengue (que precisa esa suerte de “taxi” que le ofrece el mosquito aedes aegypti). Y, en cambio, se propagan a través del aire por los estornudos o la tos, sin contar que pueden quedar activos por bastante tiempo en las superficies.

Además, la sintomatología de los 240 casos de gripe aviar en humanos (todos, fuera de Argentina) registrados por la OMS en los últimos 20 años comparte con el Covid ese aire de “cuadro gripal” con el que livianamente calificamos casi cualquier cuadro  de mocos y tos.

Sin embargo, a pesar de todo lo dicho, se imponen (por ahora y por suerte) las diferencias.

H5N1: el código alfanumérico de la gripe aviar

Jorge Quarleri, investigador Principal del Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida (INBIRS-UBA-Conicet) y un referente local en virología, destacó la principal.

Ocurre que “el virus influenza aviar H5N1, si bien tiene toda la capacidad de infectar, multiplicarse y causar daño en vías aéreas inferiores, cualidad que le da altísimas chances de enfermar (y puede hacerlo gravemente), tiene también dificultades para multiplicarse en las vías aéreas superiores”.

En Argentina murieron 200 mil pollos por gripe aviar. Foto: SenasaEn Argentina murieron 200 mil pollos por gripe aviar. Foto: Senasa

En términos de contagiosidad entre personas, ese rasgo tira el virus para abajo, ya que “es ahí donde se gestan mayormente las microgotas y aerosoles portadoras de virus para la transmisión interpersonal”.

“Aerosoles” o “microgotas” son términos pesadillezcos, que muchos recordarán de lo peor de la pandemia.

También, estos otros aspectos que marcó Quarleri: “Hay cuatro tipos de virus influenza: A, B, C y D. A los humanos mayormente les afectan el A y el B. Dentro del primero, hay subtipos, que se definen en función de dos proteínas: hemaglutinina y neuraminidasa”.

Son las primeras letras de esas proteínas las que aparecen identificadas en la expresión “H5N1”. Se trata de “las espículas presentes en la superficie del virus, que cumplen funciones primordiales para el ingreso y egreso de las células que infectan”.

¿Alguien recuerda la “S” o proteína Spike del SARS-CoV-2, esa suerte de “llave” con la que el Covid entraba en nuestras células? Esa función la cumple ahora la hemaglutinina.

La llave de la gripe aviar

Muchas de las preguntas sobre el riesgo de la gripe aviar dependen de lo que Quarleri suele llamar “la llave de ingreso” de estos virus.

Volvamos un segundo al Covid: algunas variantes (beta, por ejemplo) se alojaban “cómodas” en células o receptores pulmonares, de modo que la infección que producían era tirando a alta.

Al revés, las subvariantes como Ómicron eran menos fanáticas de las vías respiratorias bajas, y se acomodaban “a flor de piel”, en las mucosas superiores de nuestro sistema respiratorio. Su contagiosidad era mucho más alta, pero la severidad, menor.

Con la gripe aviar, la “llave” con que el virus abre la puerta de las células que infecta es la hemaglutinina. “El tipo de ‘cerraduras’ que le apetecen son especiales, ya que no están en el tracto superior respiratorio”, explicó Quarleri.

En otras palabras, si bien la letalidad es alta, las chances de contagio entre personas son, por ahora, bajas.

El futuro de la gripe aviar

Por supuesto, “si evolutivamente esa llave adquiriera la capacidad de modificar su afinidad, la suerte de la infección podría cambiar”, enfatizó el experto.

“Hoy se conocen 16 H diferentes y 9 tipos de N”, agregó. Por las distintas epidemias de influenza, “los humanos conocemos solo tres de esas ‘H’, y son H1, H2 y H3”.

Lo que en concreto le preocupa a Quarleri es “la ‘ganancia’ que está exhibiendo el virus de influenza aviar en pasar a mamíferos, mayormente silvestres, situación que está ocasionando la muerte de focas y hurones, por ejemplo. Este traspaso supone una ‘adaptabilidad’”.

Es decir, “se ve que el virus aviar no se ha quedado quieto en las aves y ante el ofrecimiento de nuevos hospedadores, logra ganar aptitud para infectarlos”.

En cuanto a los humanos, el virólogo se limitó a un transparente “están cerca”.

“Desde ya que se han reportado casos de influenza H5N1 humanas desde hace muchos años pero no hubo una expansión porque el virus no adquirió la capacidad suficiente para la transmisión interhumana”, aclaró Quarleri, antes de advertir: “Si eso ocurriese, estaríamos en problemas. Hablamos de un virus cuya patogenicidad es muy elevada y tiene una alta tasa de mortalidad”.

Qué dicen en el SENASA

De la letalidad bien saben los miles de productores chicos y grandes que, con distinto alcance, sostienen a diario criaderos de aves en el país.

En lo que va de este brote se detectaron “40 casos”, usando la terminología del SENASA para expresar lo que podríamos llamar “nichos de casos”. Esos nichos, distribuidos en 10 provincias, nuclean más de 200.000 especímenes muertos.

La mayoría de los contagios (32 de los 40 “casos”) fueron aves de traspatio, o sea, en gallineros. El resto se distribuyen en 4 “casos” de aves silvestres y 4 del sector comercial, o sea, grandes granjas.

En cuanto a la distribución geográfica, 16 focos corresponden a Córdoba; 9, a Buenos Aires; 4, a Neuquén; 4, a Santa Fe; 2, a Río Negro; y se detectó un “nicho” en cada una de las siguientes provincias: Chaco, Jujuy, Santiago del Estero, San Luis y Salta.

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