Carlos Moya, entrenador del español, describió las secuelas que sufrió el tenista en su cuerpo tras su victoria en cinco sets ante Shapovalov.
Pocas veces se vio a Rafael Nadal tan golpeado físicamente durante un partido de tenis como en su duelo del martes ante Denis Shapovalov, por los cuartos de final del Abierto de Australia. El español reveló luego que durante el encuentro sufrió un golpe de calor y que no se sentía bien del estómago. Y hasta admitió que su victoria en cinco sets había sido casi “un milagro” porque había terminado “destruido”. Al mallorquín se lo veía extenuado, pero pocos conocían cuánto lo habían afectado realmente esas más de cuatro horas en cancha. Hasta que este miércoles su entorno hizo una impactante revelación.
“Rafael perdió cuatro kilos tras el partido, la deshidratación que sufrió fue grande”, contó Carlos Moyá, entrenador de actual número cinco del mundo, en una entrevista con la cadena de radio española COPE.
“Suele sufrir en estas condiciones, pero había hecho todas las cosas bien, así que no esperábamos que ocurriera a la hora y media de juego”, continuó el coach.
Nadal empezó a mostrar signos de cansancio y malestar al inicio del tercer set de su duelo ante Shapovalov, cuando el canadiense ya había ganado los dos primeros por 6-3 y 6-4. Tras llevarse el tercer parcial, el español se retiró al vestuario para ser atendido y cuando regresó, aunque se lo veía aún disminuido físicamente, logró revertir la historia y avanzar a semifinales.
“No sé cómo logré remontar el partido. Fue un poco un milagro, porque estoy destrozado físicamente. Fue un ejercicio de supervivencia y de resistencia. El partido parecía imposible de ganar”, comentó el ex número uno, de 35 años.
Moyá reconoció: “Al final se juntaron el mal juego de Shapovalov y la fortaleza mental de Rafa”.
¿Podría el bajón físico que sufrió en ese duelo afectar sus chances para el duelo de semifinales, que jugará este viernes ante el italiano Matteo Berrettini?
El propio Rafa había avisado el martes: “No sé si estaré recuperado cien por ciento para las semis”. Pero su entrenador se mostró confiado de que lo hará.
“Se puede recuperar rápido de un golpe de calor. Imagino que habrá tenido días peores. La clave es que va a tener un día extra para recuperarse, que nos va a venir muy bien”, aseguró Moyá.
El mallorquín -que busca en Melbourne su 21° “grande” para romper el empate con Roger Federer y Novak Djokovic y quedar como el máximo ganador de la historia en esa categoría- necesitará de toda su capacidad de lucha, de su mentalidad ganadora y de su físico y su tenis al cien por ciento para superar a Berrettini, un rival potente y de gran nivel.
“Matteo es uno de los mejores jugadores del mundo. Es muy sólido. Tendré que jugar mi mejor tenis si quiero tener chances de pelear, de ser competitivo y buscar un lugar en la final. Aunque después de todo lo que viví en el último tiempo, volver a una semis de Grand Slam es muy positivo”, comentó el ex número uno.
Ese extra día de descanso entre los cuartos y las semis podría terminar siendo clave también si logra superar al italiano y avanzar a la instancia decisiva. Porque en el duelo por el títulos chocaría con el ruso Daniil Medvedev, número dos del mundo, o el griego Stefanos Tsitsipas, cuarto del ranking, dos jugadores más jóvenes que él (25 y 23 años, respectivamente), fuertes físicamente y que están jugando en un gran nivel.
Aunque ni Rafa ni su entorno para querer mirar demasiado para adelante. Después de todo, como reconoció Moyá, antes del inicio del torneo, “ni en el escenario más optimista” se imaginaban en las semis del Grand Slam oceánico.
Es que el manacorí llegó a Melbourne envuelto en dudas, luego de perderse los últimos meses de la temporada pasada por una lesión crónica en el pie izquierdo -que sufre desde 2005 y no tiene solución- y tras superar un cuadro de coronavirus, a fines de diciembre.
“Pero Nadal siempre vuelve y siempre va a dar guerra. Tienes la carta de que es Rafa”, comentó Moyá.
Lo demostró en cuartos ante Shapovalov e intentará volver a hacerlo este viernes ante Berrettini.