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La UIA pidió al Gobierno que programe los cortes de gas: anticiparían vacaciones en las fábricas

Se lo plantearon al Presidente y le enviaron una carta al secretario de Energía, Darío Martínez y a los ministros Guzmán y Kulfas para convocar una mesa de trabajo.

La crisis energética pasó al tope de la agenda del gobierno. No solo por las quejas por el faltante de gasoil en estaciones de servicio, transportistas y el campo. En los últimos días, se sumó la propuesta que le acercó la UIA a Alberto Fernández para anticiparse a los cortes de gas que ven venir en invierno por la disparada de precios y la escasez global: aplicar un esquema de paradas técnicas, vacaciones adelantadas o compensar horas no trabajadas.

“Ante la falta de gas en invierno y como la experiencia demuestra que a los primeros en cortarle la energía va ser la industria, le dijimos al Presidente que es necesario empezar a trazar un plan de contingencia de cortes programados para definir cómo producir y cuando no haya gas poder hacer un banco de horas o dar vacaciones anticipadas, y planificar mayor producción para compensar los días, sin afectar el salario”, reveló un dirigente fabril.

La cúpula industrial, encabezada por Daniel Funes de Rioja, planteó la iniciativa el lunes pasado durante la reunión que mantuvo con el mandatario y la CGT en la sede de Sanidad. Fernández estaba acompañado por Martín Guzmán, Matías Kulfas, Julián Domínguez, Claudio Moroni, Juan Manzur y Santiago Cafiero. El cotitular de la central obrera, Héctor Daer, también participó junto a una delegación de sindicalistas.

La industria teme toparse con el fantasma del 2007, cuando el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, le pegó un llamado telefónico al CEO de Techint, Paolo Rocca, y al del grupo Aluar, Javier Madanes Quintanilla, para que redujeran el consumo de gas. Para evitar esa situación, los peso pesado proponen conformar una mesa de trabajo para “administrar la escasez” y evaluar alternativas ante una eventual reducción del suministro.

Funes de Rioja lo dejó sentado en una carta que envió la semana pasada al secretario de Energía, Darío Martínez, con copia al ministro de Economía y su par de Desarrollo Productivo. También lo hablaron con Axel Kicillof. Por estas horas, Guzmán sigue en busca de inversiones para ampliar el gasoducto en Vaca Muerta y amplió el cupo de importación de gasoil, Kulfas no descarta cierre de turnos, y el equipo de Martínez ve un panorama preocupante.

Las dificultades tienen que ver con la suba del costo de los barcos para importar gas natural licuado (GNL) y su disponibilidad. El Gobierno compró 8 barcos por US$ 745 millones a un precio de entre US$ 35 y 40 por millón de BTU, cinco veces más caro que en el invierno pasado. Para hacerse de los 50 barcos que aún se necesitan, habría que destinar entre US$ 5.000 y US$ 6.500 millones, lo que dependerá de la guerra en Ucrania.

El otro inconveniente, reconocen en Energía, es que Bolivia está entregando menos gas natural del comprometido, en un escenario de mayor demanda. El año pasado, envió 14 millones de metros cúbicos y este año llegaría mucho menos a menos que el gobierno pague más. El país vecino prefiere pagar multas por incumplir el contrato y venderlo más caro a Brasil. Hoy, vencía la adenda al convenio vigente desde 2004 con Argentina.

En medio de esas negociaciones, que continúan por estas horas, Martínez notificó a Guzmán semanas atrás sobre el riesgo de una “crisis por falta de combustibles” y la necesidad de contar con los dólares para comprar GNL y gasoil para las centrales térmicas, así como el gas a Bolivia. Habló de un “techo” en las transferencias, previo a la sanción del acuerdo con el FMI. Después le bajó el tono.

Tras los tironeos, Energía evalúa ahora un “swap” con Chile de gas de Vaca Muerta por GNL del país vecino y compras de gas a Israel. Además de garantizar el abastecimiento, el objetivo es reducir la pérdida de divisas, algo clave para acumular reservas. Las compras de GNL de Europa -en particular de Alemania- para reemplazar el gas ruso achicaron la oferta disponible para la Argentina. Un escenario que mantiene en vilo a los industriales.

Esta semana, se registraron cortes en fábricas de la Patagonia por una parada técnica en la planta de gas de Cañadón Alfa, operada por Total en Tierra del Fuego. La empresa ya había anticipado su plan de mantenimiento de 7 días a plantas con contratos interrumpiles, pero otras con contratos con modalidad firme recibieron llamados de las distribuidoras para ajustar su consumo. Ahora, se sumará otra parada de 4 días en la cuenca neuquina.

Por otra parte, 3.000 empresas de la industria, entre ellas gigantes de la talla de Techint, Aluar, Arcor y Loma Negra, empezaron a renegociar contratos de un año para comprar gas en el mercado mayorista. Se trata de grandes consumidoras que el año pasado pagaban US$ 3,5 el millón de BTU y hoy deben estirarse a US$ 5 por millón de BTU. Por ello, siguen con atención cuánto gas van a demandar 9 millones de personas en sus hogares en invierno.

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