También coincide con una mayor tranquilidad en el mercado cambiario y una reducción gradual del riesgo país. Ahora la atención de los inversores estará puesta en el viaje de Massa a Estados Unidos
En medio de fuertes caídas bursátiles y mucha volatilidad a lo largo de 2022, el comportamiento de las acciones argentinas puso nuevamente al mercado local en el foco de Wall Street. La presencia de fondos extranjeros en las últimas semanas está relacionada con este fenómeno y los números hablan por sí solos: el caso de YPF con un incremento de la acción superior al 90% en dólares en poco más de un mes es un caso emblemático, pero los papeles bancarios (que son los favoritos para posicionarse en activos locales) acumulan un incremento del 50% desde sus mínimos.
El gran repunte de las acciones no es aislado. También coincide con la mayor estabilidad del tipo de cambio, que incluso ayer cayó un escalón. Lo más notable fue que el dólar MEP quedó a punto de perforar los $ 280, mientras que contado con liquidación finalizó por debajo de los $ 290, cuando la semana pasada había cerrado arriba de los $ 300.
El piso en las cotizaciones del mercado accionario fue el 20 de julio, justo antes que se confirmara a Sergio Massa como ministro de Economía. A partir de allí el rebote fue notable. El ADR de YPF en Nueva York saltó de USD 3 a casi USD 6, mientras que papeles bancarios como el Macro subieron desde USD 10 a USD 15, por citar un par de ejemplos. Otros casos fueron menos notorios pero igual marcaron subas interesantes como el caso de Pampa Energía, que pasó de un mínimo de USD 20 a superar los USD 25.
Hubo una visita de administradores de cartera de primera línea en las últimas semanas a Buenos Aires que, es evidente, se tradujo en compras concretas. Aún con poco volumen de operaciones alcanza para mover un mercado que tiene pocos participantes y que en los últimos años había perdido total interés. Estas compras además de provocar un fuerte salto accionario también están ayudando para mantener el dólar a raya.
La llegada de Sergio Massa y el giro más ortodoxo para la toma de decisiones económicas tuvo una buena recepción entre los inversores. Ahora se esperan nuevas señales, que pueden surgir en el viaje que el ministro de Economía emprenderá a Estados Unidos la semana próxima
El “efecto Massa” que fue visible a fines de julio logró prolongarse, a partir de algunas señales concretas por parte del ministro de Economía. El compromiso de bajar el gasto real, poner en marcha la segmentación tarifaria y avanzar con un canje que permitió despejar el horizonte de los vencimientos en pesos, al menos para lo que resta de 2022.
Todo generó alivio y sobre todo la certeza que la economía se alejaba del abismo, evitando una devaluación descontrolada. Ahora la expectativa está puesta en medidas puntuales para el campo, que tienen con el objetivo de acelerar la venta de la cosecha de soja que aún se mantiene en silobolsa y así aumentar las reservas.
Pero sin duda una de las medidas de mayor impacto fue el apretón de tasas, que llevó el rendimiento efectivo que el Banco Central paga por las Leliq arriba del 85%, impulsando también un incremento de tasas por parte del Tesoro en la última licitación. Este ajuste no sólo fue leído como una medida ortodoxa, sino que también ayudaron a desalentar la demanda de divisas luego de la fuerte suba que tuvo el dólar en junio y en julio.
La semana que viene, además, será la visita de Massa a Washington, donde se reunirá con organismos internacional y seguramente habrá al menos una ronda de reuniones con inversores. Se trata de una gira clave para consolidar las expectativas del mercado.
Los enfrentamientos que se produjeron entre la policía porteña y manifestantes kirchneristas en Recoleta no provocaron mayor ruido en los mercados.
El rebote de las acciones también ofrece otras lecturas posibles. Una de ellas es que los bajísimos precios que habían tocado los papeles gatillaron órdenes de compra aprovechando la oportunidad. Pero también se empieza a vislumbrar el posible cambio político relacionado con las elecciones del año próximo. El famoso “trade electoral” no es aún algo consolidado, pero claramente un posible cambio de color político es algo que empieza a estar bajo la consideración de los grandes fondos.