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Las vacas bajan de precio en Liniers pero el cepo a la carne no favorece a los consumidores

En el mercado ganadero cayeron los valores de las distintas categorías, pero no se refleja en carnicerías y supermercados.

El cepo exportador a la carne vacuna no muestra los resultados que busca el Gobierno. Al anunciar la medida, el 17 de mayo, el presidente Alberto Fernández, argumentó que si se restringían las ventas externas los precios internos iban a bajar por una mayor oferta. Hasta ahora, no se percibe eso en los bolsillos ni en la mesa de los argentinos.

Esta semana, las vacas que se exportaban a China lideraron las cotizaciones bajistas en el mercado de Liniers, la referencia principal de los precios ganaderos, aunque sólo involucra entre el 10 y 15% de lo que se faena a nivel nacional. Pero en el balance parcial de la medida oficial prevista por 30 días –el plazo vence el domingo 20- no se observan mayores cambios en el escenario de fondo.

Este viernes, los precios de la hacienda tuvieron en el predio de Mataderos valores inferiores respecto de los que registraban antes del cierre de las exportaciones, vigente desde el 20 de mayo. Inicialmente habían subido, pero luego de concluido el cese de comercialización dispuesto por la mesa de enlace desde esa fecha y durante 14 días, mostraron una tendencia decreciente.

20 días en subibaja

Tras la efectivización del anuncio, tres días después a través de la Resolución 75/21 publicada en el Boletín Oficial, primero se registró una baja, por el impacto del anuncio y luego hubo una suba, ante la necesidad de abastecimiento por el paro que se preveía inicialmente por 9 días. Además, eran los días previos al feriado largo del 25 de Mayo y el primer confinamiento estricto para enfrentar la segunda ola de coronavirus.

El viernes 14 de mayo, última jornada de operaciones no afectada por los anuncios oficiales, el promedio de precios (Indice General del Mercado de Liniers, (IGML) estuvo en $147, y este viernes se ubicó en $140, lo cual implica que se registró una baja del 4,8% en poco menos de un mes. Aunque desde el pico de $178 del jueves 3, primer día sin paro, implica una caída de 17,5%.

Así las cosas, los consumidores no ven beneficios. En mostradores y góndolas, los precios de la carne vacuna subieron durante mayo un 6% en promedio, según el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA) y lo más contradictorio con los deseos oficiales es que los cortes populares, de menor valor, son los que más aumentaron: un 10% en el último mes, tanto el osobuco como la picada común. La tortuguita completó el podio con un alza del 8%. Y en el otro extremo, el lomo ha mostrado una evolución inferior: alrededor del 3%.

En tanto, el asado de tira se mantiene como el corte que más aumentó en el último año: 90%, en el marco de subas promedio de la carne del 76% de mayo 2020 al mismo mes de este año.

Dos mercados complementarios

Para explicar por qué no se verifica la expectativa presidencial, diferentes conocedores del sector cárnico advirtieron que lo que se destina a carnicerías y supermercados en todo el territorio argentino es un tipo de producto diferente a lo que embarca, particularmente a China, que hasta el cepo captaba el 75% de las ventas externas de nuestro país.

Los argentinos consumimos novillitos y vaquillonas. Se trata de bovinos de 18 a 24 meses de edad, que son comprados en remates ganaderos con un peso que oscila entre los 300 y 390 kilos. Al momento de faena, estos animales permiten obtener una media res que oscila entre los 100 y 120 kilos. Esta carne presenta un color rosado brillante, con una grasa de coloración blanca y se trata de animales que en su gran mayoría son terminados a corral”, explicó Leonardo Rafael, presidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (CAMyA).

Por otro lado, describió lo que tracciona China: las categorías conocidas como vaca conserva o manufactura, “animales de casi diez años de edad, que se ‘descartan’ al final de su vida reproductiva. Se trata de una carne de un color que oscila entre el rojo oscuro y marrón y una grasa amarilla”. Y aseguró: “Si un consumidor argentino encuentra esta mercadería en un mostrador, es casi seguro que no la comprará, más allá de su precio”.

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