Unas 500 familias de un pueblo italiano exigieron el fin de los ruidos molestos. El cura no dejaba de tocar las campanas todos los días desde hace 4 años.
Finalmente, después de 4 años, tuvo que darse por vencido. Es la historia de Don Leonardo Guerri, párroco de la iglesia de Santa María, que fue multado por Arpat (Agencia Regional para la Protección del Medio Ambiente) con 2.000 euros por sus campanas demasiado ruidosas en Coverciano, cerca de Florencia.
La audiometría encontró un exceso significativo de los decibelios permitidos según lo informado varias veces por los residentes.
Ante la evidencia, el párroco tuvo que echarse atrás. “La Dirección de Medio Ambiente ha iniciado un procedimiento contra el párroco, que respondió con un técnico competente en acústica que había tomado medidas para eliminar y reducir significativamente el volumen de las campanas para garantizar el cumplimiento de los límites legales”.
Unas 200 veces todos los días
Pero el párroco no solo tuvo que parar de tocar más de 200 veces, de 8 a 21, todos los días, sino que también se vio obligado a pagar una multa de 2 mil euros precisamente porque las campanas hacían demasiado ruido.
Con esto concluyen 4 años de peticiones, acusaciones mutuas, cartas a la Curia y al Municipio, y amenazas de denuncias penales por perturbar la paz pública (incluso con una solicitud de reparación de daños) que han visto a Don Leonardo Guerri oponerse a 500 familias literalmente exasperadas.
El párroco de Santa Maria in Coverciano, que desde hace un par de semanas ha silenciado el “dong” que marcaba las horas, podrá seguir repicando las campanas para llamar a misa a los fieles y saludar a María a las 18 horas.
Un modesto consuelo para el sacerdote que, a pesar de un decreto de 2014 firmado por el cardenal Giuseppe Betori que regula las campanadas en toda la diócesis para “no poner a prueba el sentido de la devoción cristiana”, en los últimos 48 meses había creado una brecha entre su parroquia y los residentes.
Y son los propios vecinos quienes comentan: “Después de todos estos años, en los que hemos pedido reiteradamente que se respete nuestra vida, por fin podemos retomar nuestras actividades dentro de las casas con más tranquilidad. El domingo, día que conviene dedicar para descansar las primeras campanadas empiezan a las 8 y continúan durante toda la mañana”.