Se destacó en decenas de producciones de TV, películas y radioteatros. Era la afiliada más longeva de la Asociación Argentina de Actores.
La actriz de teatro, cine y televisión Hilda Bernard murió este miércoles a los 101 años, según confirmó la Asociación Argentinas de Actores.
“Con gran dolor despedimos a la actriz Hilda Bernard, una de las más importantes referentes de la actuación de nuestro país, quien se destacó en cine, teatro, televisión y radio”, escribieron desde la Asociación al confirmar la triste noticia.
En la publicación también destacaron que Bernard era la afiliada más longeva de la entidad, inscripta en 1942 bajo el número 26.
“Nuestras condolencias a sus familiares y seres queridos, acompañándolos en este momento de tristeza”, cerraron la publicación.
En su amplia trayectoria en televisión se destacó en programas como “El amor tiene cara de mujer”, “Rosa… de lejos”, “La extraña dama”, “Cosecharás tu siembra”, “Celeste”, “Pobre Clara”, “Chiquititas” y “Floricienta”.
En el cine, trabajó en películas como “Mala gente”, “Cuerpos perdidos”, “Vení conmigo”, “Autocine mon amour“, “El reclamo”, “Cama adentro”, “Rebelde Way” y “La sombra de Jenninfer”, entre otras.
Pero también brilló en radioteatro, en ciclos de Radio El Mundo y Radio Splendid, junto a Oscar Casco, Nené Cascallar y Eduardo Rudy, resaltó la Asociación Argentina de Actores.
Hilda Bernard había nacido el 29 de octubre de 1920 en Puerto Deseado, Santa Cruz.
Figura muy destacada de los radioteatros. Cuando llegó a los cien años recordó que le había puesto la voz “a una novela por mes, durante 16 años”. Algún admirador todavía la saluda al grito de “mamarrachito mío”, como le decía por aquel tiempo su galán invisible, Oscar Casco. Otras generaciones la conocieron como “la mala más buena, la señora agria de Chiquititas y Floricienta”.
“Los besos en radio se daban en la mano, con el puño cerrado. Yo nunca supe dar besos”, se reía en una vieja entrevista Hilda. “Los ruidos de los caballos se hacían en un cajoncito con piedras. Con la autora Nené Cascallar hacíamos el radioteatro de noche en la ventana de Radio Splendid que daba directo a un jardín. Ella decía que así se escuchaba mejor el ruido de la noche. Y en las escenas de amor nos mandaba a acostar en sillas para que la voz subiera”, recordaba la actriz años atrás.
Su padre era inglés, un londinense del Gerente del Banco Nación santacruceño; su madre, austríaca. Hilda, a los 17 años se les plantó a ambos para comunicarles que abandonaría el secundario con “la misión” de estudiar en el Conservatorio de Arte Dramático.
Ya alumna, se anotó en un concurso y ganó un papel en el Cervantes. La leyenda que nunca se cansó de repetir era que en el programa de mano la anunciaron como Sarah Bernard, casi como la actriz parisina Sarah Bernhardt. “Fue un escándalo. Cayó un crítico diciendo que yo era una atrevida, que me comparaba. El señor escribió algo horrible en el diario y lo perseguí con el documento de identidad para demostrarle que yo era Hilda Sara Bernard”, recordó la actriz junto a Clarín en octubre de 2020, cuando estaba festejando sus 100 años.
A su prolongada vida no le faltaron golpes. Cuando llevaba un embarazo de ocho meses descubrió que su marido, locutor, la engañaba, y lo abandonó. Decidió criar sola a su hija. Volvió a encontrar el amor con Jorge Gonçálvez, productor y director, y 25 años después enviudó. Hace ocho años había sufrido un ACV, pero salió “con las cuerdas algo achicadas”. El escollo vocal no fue impedimento para que en la gala de los Martín Fierro 2015 gritara ante el auditorio: “Me había propuesto trabajar hasta los 100. Pienso volver”.
Meses atrás, también se sobrepuso al covid-19.
Por su “poder de bruja”, en Chiquititas, la llamaban los chicos enojados y le dejaban mensajes en el contestador. “Me fui con el casete a la comisaría para que escucharan las barbaridades. No vivía en paz, decían barbaridades”, recordó Hilda. Ya no hay confusión. Los niños de ese entonces hoy recuerdan aquella novela y a la mala como un hito en su infancia.
“Quiero que me recuerden buena. La otra era un juego”, dijo ella alguna vez.