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Pedro Castillo asume en Perú: el desafío de gobernar un país dividido y con el Parlamento en contra

El nuevo presidente se encontrará con una economía hundida en la crisis y una sociedad partida entre izquierda y derecha.

Pedro Castillo Terrones, el profesor provinciano de escuela pública que asume la presidencia del Perú este miércoles, al cumplirse el bicentenario de su independencia, gobernará con un Congreso controlado por la oposición encabezada por Acción Popular.

Este es el mismo partido que destituyó al ex mandatario Martín Vizcarra (2018-2020), y en su reemplazo eligió a un parlamentario de la misma organización, Manuel Merino, quien tuvo que renunciar a los cinco días, forzado por las protestas en contra de su gobierno que derivaron en el asesinato de dos manifestantes durante la represión de la policía.

Ante un Congreso dominado por una alianza de derecha que ha recibido el respaldo de Fuerza Popular, el partido de la ex candidata presidencial Keiko Fujimori, el izquierdista Pedro Castillo definirá ante un país dividido cómo será su gobierno.

Si en su discurso al asumir el mandato gubernamental Castillo anuncia alguna medida que disguste a los partidos de derecha, especialmente al fujimorista Fuerza Popular, se dará inicio a una confrontación de poderes de la que los peruanos guardan muy malos recuerdos de recientes incidentes.

En 2018, el presidente Pedro Pablo Kuczynski, y en 2020, Martín Vizcarra, fueron destituidos por un Congreso que se convirtió en una fuente de permanentes disputas e ingobernabilidad.

Un Pedro Castillo diferente

Probablemente por lo que significa gobernar sin contar con el respaldo de una mayoría oficialista en el Parlamento, el Pedro Castillo que juramentará este miércoles como jefe de Estado no es el mismo que el Pedro Castillo candidato presidencial.

Durante la campaña, Castillo era un aspirante presidencial radical muy acorde con el programa de su partido Perú Libre, una organización política de izquierda que se constituyó en la región andina del centro del país, Junín, como una alternativa a las otras agrupaciones de izquierda con mayor presencia en la capital, Lima.

El fundador de Perú Libre, Vladimir Cerrón Rojas, es un médico neurocirujano graduado en la Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey, Cuba, donde también consolidó su formación ideológica marxista-leninista.

Seguidores de Pedro Castillo, en una marcha de apoyo al futuro presidente, en Lima, el 20 de julio. Foto: XINHUA

Seguidores de Pedro Castillo, en una marcha de apoyo al futuro presidente, en Lima, el 20 de julio. Foto: XINHUA

Cerrón decidió desarrollar su trabajo profesional en su región natal, Junín, y también su actividad política. Entre 2011 y 2014 fue elegido como gobernador de esa región, que culminó con varias investigaciones por presuntos actos de corrupción.

En 2020, Cerrón decidió lanzarse como candidato a la presidencia, pero fue condenado por una de las acusaciones por supuestos actos ilícitos, lo que acabó con su proyecto político. Fue impedido de participar como candidato.

“Cerrón no quería que Perú Libre perdiera presencia en las elecciones. Entonces convocó a un dirigente sindical de los maestros, a quien conoció durante la exitosa huelga de 2017, el profesor Pedro Castillo Terrones. A ninguno de los dos se le cruzó por la cabeza que Perú Libre ganaría las elecciones”, relató a Clarín un dirigente de Perú Libre, a condición de no ser identificado.

“Al principio, Castllo ni siquiera aparecía entre los 10 favoritos, de una veintena de candidatos. Pero conforme se acercaba el día de la votación, y era evidente el hartazgo de los electores por los candidatos de derecha que inundaron la prensa y las calles con su propaganda -Keiko Fujimori, Hernando de Soto, Rafael López Aliaga, principalmente-, haciendo alarde de millonarios fondos, comenzó a surgir la imagen del profesor Pedro Castillo, que prefería viajar a las provincias y reunirse con los campesinos y los trabajadores, y a quienes después de ofrecerles mejor sus condiciones de vida, remataba diciendo: ‘Palabra de maestro’. Eso fue todo”, recordó.

En ese momento el programa político de Perú Libre, el partido de Vladimir Cerrón que lanzó a Pedro Castillo, proponía acciones radicales inspiradas en los modelos de Cuba y Venezuela, lo que fue aprovechado por los candidatos de la derecha que llamaban a rechazar al comunismo que representaba Castillo.

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¿Otro régimen “chavista”?

Pero las campañas de miedo sobre la instalación de un “régimen chavista” autoritario que siembra dolor y muerte -que incluyó entrevistas a venezolanos que escaparon del gobierno de Nicolás Maduro y que ahora residen en Lima-, no impidieron el triunfo de Pedro Castillo en la primera vuelta.

Durante el balotaje fue mucho más duro para Castillo enfrentar a casi la totalidad de los medios de comunicación que dedicaban amplio espacio a Keiko Fujimori para llenarla de elogios, además de presentada como la única garantía para “salvar al Perú del comunismo”.

Al candidato izquierdista pretendieron relacionarlo con los sobrevivientes del grupo terrorista Sendero Luminoso, cuyos remanentes se encuentran activos en una zona del centro sur del país, entre parajes andinos y selváticos del denominado valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM).

Las acusaciones de fraude de la ex candidata de derecha Keiko Fujimori no prosperaron. Foto: AFP

Las acusaciones de fraude de la ex candidata de derecha Keiko Fujimori no prosperaron. Foto: AFP

Sin embargo, ni el respaldo de Mario Vargas Llosa, que denunció que Pedro Castillo encarnaba un nuevo episodio del autoritarismo comunista en América Latina, ni porque públicamente pidió votar por la hija de uno de sus peores enemigos, el expresidente Alberto Fujimori, impidieron que el profesor de escuela pública obtuviera el triunfo.

Entonces Keiko Fujimori emprendió una campaña para intentar ganar en la mesa lo que no consiguió en las ánforas electorales. Sin mostrar pruebas denunció fraude electoral “para imponer en nuestro país al comunismo”, fue lo que dijo.

Giro en el discurso

Esta acción no solo retrasó la proclamación de Pedro Castillo como presidente electo. También contribuyó a morigerar su discurso radical.

Pedro Castillo fue proclamado presidente electo de Perú más de un mes después del balotaje, entre denuncias de fraude, luego desechadas por la Justicia. Foto: EFE

Pedro Castillo fue proclamado presidente electo de Perú más de un mes después del balotaje, entre denuncias de fraude, luego desechadas por la Justicia. Foto: EFE

Para empezar, Pedro Castillo comenzó a convocar a los partidos de izquierda Juntos con el Perú y el Frente Amplio, a los que el fundador de Perú Libre, Vladimir Cerrón, había combatido fieramente.

A partir de entonces, el economista Pedro Francke, de Juntos por el Perú, se convirtió en su asesor.

La presencia de Francke ha sido clave para calmar a los mercados financieros y a los gremios empresariales, empezando para asegurar que el gobierno de Castillo no haría expropiaciones ni haría estatizaciones, medidas características de gobiernos izquierdistas.

Expectativas

El último domingo se publicó una encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) que muestra indicios sobre el estado de ánimo de los ciudadanos respecto al electo presidente Pedro Castillo.

El 61% opinó que Castillo debe mantener el modelo económico, pero con cambios. Nada más que el 15% quiere que el modelo -impuesto por la Constitución de 1994 que surgió de una asamblea con mayoría fujimorista- siga como está.

Antes en campaña Castillo planteaba una nueva Constitución, pero ahora es diferente. Dice que se hará solo “si el pueblo lo pide”.

De acuerdo con la misma encuesta de IEP, el 58% está de acuerdo con algunas reformas a la Constitución, un 23% quiere una nueva.

En los últimos días en los que Castillo lucha contra el tiempo para formar su primer gabinete, ha intentado adoptar decisiones propias de un jefe de Estado, al margen del líder de su partido, Vladimir Cerrón.

Pero, públicamente Cerrón demuestra que coordina con Castillo y mantiene reuniones en su residencia. La percepción de los ciudadanos es que Cerrón debe apartarse del Ejecutivo.

En efecto, conforme la encuesta de IEP, el 85% considera que Vladimir Cerrón no debe ser parte del gobierno de Castillo.

Pero Cerrón es el dueño de Perú Libre, el partido que llevó a la presidencia del Perú a Pedro Castillo Terrones. Y lo hizo recordar recientemente cuando supo de la encuesta que indica que no debe ser integrante del gobierno.

Publicó una fotografía en la que aparecen Castillo y Cerrón estrechándose las manos, con el mensaje: “La unidad del Partido, el gobierno y el pueblo, garantiza la verdadera democracia. El pueblo ha llevado al gobierno a un verdadero hijo del pueblo”.

Quizás Pedro Castillo esté más preocupado por la sombra de Vladimir Cerrón que por la oposición de derecha en el Congreso.

Cuando Clarín le preguntó al historiador Carlos Parodi si tuviera que hablar con los alumnos de Pedro Castillo en la provincia de Chota, en la región norandina de Cajamarca, de donde es natural, qué les diría, respondió: “Les diría que su profesor como presidente enfrentará a los poderes que siempre han tenido relegada a la Sierra rural, que siempre los ha tenido relegados a ellos, por consiguiente la labor de Pedro Castillo será muy difícil. Será un trabajo titánico”.

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