Así lo indicó un informe del Indec, con datos del cuarto trimestre de 2021. El indicador que muestra cuántos pobres hay en el país se redujo el año pasado desde 42% a 37,3 por ciento
La mitad de los hogares del país vive con un ingreso mensual menor a los $79.000, reveló este miércoles el Indec. En su informe de distribución del ingreso con datos del cuarto trimestre de 2021, el organismo estadístico remarcó que hubo una brecha menor entre el decil con mayores remuneraciones y el que registra los números más bajos. En ese sentido, el coeficiente de Gini, una medición estandarizada de desigualdad, se redujo en comparación con el cuarto trimestre de 2020.
Según el Indec, el ingreso promedio per cápita del total de la población -el muestreo alcanza a unas 29 millones de personas-, alcanzó los $32.192, mientras que la mediana del ingreso per cápita fue de $24.571.
Un 60,4% de la población total percibió algún ingreso, cuyo promedio fue de $52.553. En términos de ingreso individual, la remuneración promedio del estrato bajo (deciles del 1 al 4) equivalió a $19.667; el del estrato medio (deciles del 5 al 8), a $50.622; y el del estrato alto (deciles 9 y 10), a $122.192. Hay, además, marcadas distancias por género: los varones tuvieron un ingreso promedio de $60.132, mientras que el ingreso de las mujeres fue de $45.154 en promedio.
Según el Indec, el ingreso promedio per cápita del total de la población -el muestreo alcanza a unas 29 millones de personas-, alcanzó los $32.192, mientras que la mediana del ingreso per cápita fue de $24.571
Analizado por hogares, los ingresos laborales representaron el 77% del total, mientras que los ingresos no laborales -por ejemplo, jubilaciones o asistencia social- alcanzaron el 23% restante. “El peso de los ingresos no laborales fue mayor para los deciles de ingreso total familiar más bajos: fue de 63,6% en el primero y 13,5% en el décimo”, indicó el organismo estadístico.
En ese aspecto, el 50% de los hogares vive con un ingreso de hasta $79.000 por mes y 2 de cada 10, además, con una remuneración de hasta 43.000 pesos mensuales. Solo como aproximación -las mediciones no son lineales-, hacia diciembre del año pasado una familia de dos adultos y dos niños precisaba $76.146 por mes para no ser considerada pobre.
Respecto al coeficiente de Gini para medir la desigualdad, el índice fue de 0,413 para el cuarto trimestre de 2021 mientras que, en el mismo trimestre de 2020 fue de 0,435, “lo que muestra una importante disminución de la desigualdad”, consideró el Indec. La brecha calculada entre la mediana del decil 10 y el decil 1 de ingreso per cápita familiar de la población fue de 13 veces.
Es un indicador que refleja el grado de incidencia de la pobreza y la indigencia en la población. El índice específico que publicó la semana pasada el Indec mostró que el 37,2% -unas 17,4 millones de personas- es considerada pobre en la Argentina y el 8,2% vive en condiciones de indigencia.
De acuerdo a los datos del segundo semestre de 2021, de esta manera, los indicadores sociales principales mostraron una mejora respecto al 42% de pobreza que marcó el 2020 y el 40,6% de la primera mitad del año pasado.
El 50% de los hogares vive con un ingreso de hasta $79.000 por mes y 2 de cada 10, además, con una remuneración de hasta $43.000. Solo como una aproximación, hacia diciembre del año pasado una familia de dos adultos y dos niños precisaba $76.146 por mes para no ser considerada pobre
Tanto la pobreza como la indigencia tuvieron un recorte, explicado por la recuperación económica superior al 10% en 2021 que fue acompañada por un rebote en los números de empleo. De todas formas, ese alivio fue muy parcial, en especial para las familias que viven de ingresos de empleos no registrados. Como referencia, los trabajadores informales perdieron por unos 12 puntos porcentuales contra la inflación.
Más allá de la mejora del segundo semestre de 2021, los indicadores sociales todavía están por detrás de los niveles que tenían antes de la irrupción de la pandemia. Como comparación, hacia fines de 2019, el último índice sin incidencia de la crisis sanitaria, mostró una pobreza de 35,5% de pobreza y un 8% de indigencia. En el peor momento de la pandemia, la pobreza llegó a tocar un pico de 42%, mientras que la indigencia tuvo su punto más alto en el primer semestre del 2021, con 10,7 por ciento.
Según la opinión de los analistas, la desocupación, que bajó al menor nivel desde 2017, puede ser una explicación que justifique la baja de los indicadores de pobreza e indigencia en comparación con 2020, cuando habían finalizado en 42% y 10,5%, respectivamente. También implicó una mejora en relación al primer semestre de 2021, con indicadores que alcanzaron el 40,6% y 10,7%, para cada caso.
La recuperación del empleo alivió la situación de muchos hogares durante el año pasado, en que la economía creció más de 10%, aunque estiman que una aceleración fuerte de la inflación podría rever la tendencia de mejora.
El Gobierno planteó en los últimos días que, como complemento al acuerdo con el FMI que incluye metas macroeconómicas, buscará llevar adelante también objetivos de “indicadores sociales”, incluidos en el plan Argentina Productiva 2030 presentado el martes de la semana pasada en el CCK por el presidente Alberto Fernández y el ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas.
Las metas sociales a las que apunta el Gobierno con la puesta en marcha de este programa incluyen la pobreza, la desigualdad, el desempleo, una formalización de los puestos de trabajo y una mayor equidad de género en el mercado laboral.
Los indicadores sociales principales mostraron una mejora respecto al 42% de pobreza que marcó el 2020 y el 40,6% de la primera mitad del año pasado
Respecto a la pobreza, el Poder Ejecutivo celebró con prudencia el último dato, que marcó un retroceso de 3,3 puntos porcentuales desde el 40,6% a 37,3% que marcó el segundo semestre del año. Implica, según estimaciones oficiales, 1 millón menos de personas bajo la línea de pobreza. Esa es precisamente la meta puntual que se plantearon. El plan a 2030 implicaría, aseguran, sacar a 9 millones de personas de la pobreza, a razón de 1 millón por año.
Aparece en la iniciativa una correlación entre esa métrica y la de generación de puestos de trabajo. La perspectiva incluye la creación de 220.000 empleos registrados en el sector privado por año. Además, el 70% de esos nuevos trabajos deberán formalizarse fuera del Área Metropolitana de Buenos Aires, y al menos la mitad deberá ser dirigido a mujeres. Ligado a las metas anteriores, el Poder Ejecutivo se puso como objetivo habilitar la creación de 100.000 empresas formales hasta 2030, a razón de 12 mil por año.
Como objetivo cuantificable de reducción de la desigualdad, el Gobierno prevé recortarla “a los menores niveles en 50 años”. El criterio será la evaluación del coeficiente de Gini, que publica el Indec con periodicidad trimestral, desde de 0.43 actual hasta a 0.38 -cuanto más cerca de cero es el indicador, la sociedad es más igualitaria por ingreso-.