Hoy se conocerá el dato de enero, que rondará el 4%. Tarifas, pan, combustibles y un contexto internacional en contra impulsan los precios.
Como si le faltara velocidad, y tras el 50,9% de 2021, este año la inflación arrancó con el pie en el acelerador y puede superar la marca del año pasado.
Aunque el dato oficial del INDEC se conocerá este martes a la tarde, enero debutó con un 4%, según los dichos del Secretario de Comercio, Roberto Feletti, con los alimentos básicos haciendo punta con más del 6% y febrero podría repetir o aun superar ese porcentaje por la suba de los combustibles (9%) con su incidencia directa y en el costo del transporte de las mercaderías y el aumento (20/25%) del precio del pan y derivados. Y arrancaron más temprano los aumentos en los útiles escolares por el inicio anticipado de las clases.
Antes de conocerse el entendimiento con el FMI, las consultoras privadas que elevan sus estimaciones al Banco Central,( REM), en promedio pronosticaron un 55% para 2022.
Aunque ni el Gobierno ni el FMI dijeron con qué hipótesis de inflación diseñaron el “entendimiento”, con la actividad normalizada tras el bajón de 2020, una serie de servicios, como impuestos provinciales, municipales o patentes de autos y transporte, ya fueron ajustados por la inflación pasada y la inercia inflacionaria llevó a que bienes y servicios, que quedaron rezagados, empujen y busquen actualizarse.
Al calor de las idas y vueltas con el FMI, los dólares alternativos al oficial siguieron trepando y si bien retrocedieron tras los anuncios del “entendimiento” con el Fondo, cotizan con una brecha con el oficial y a niveles que reflejan las expectativas de una mayor inflación. Esos dólares alternativos son una referencia para el cálculo de costos, precios y rentabilidades de las empresas.
A eso se agrega que el 50,9% de 2021 se alcanzó con tarifas de servicios públicos congeladas y el dólar oficial (mercado por donde se canaliza la liquidación de exportaciones y los pagos de importaciones) que se movió a un ritmo menor, como supuesta ancla antiinflacionaria.
Este año, el Banco Central empezó a imprimirle un mayor ritmo a la devaluación oficial del peso y el Gobierno comenzó a descongelar tarifas y precios regulados, como el incremento de los “precios cuidados” y el 9% de suba de los combustibles. Y se viene un descongelamiento de tarifas en gas, luz, agua que, aun segmentado, tendrá una fuerte incidencia en el índice de precios.
En tanto, el Fondo Monetario insiste en que la reducción de los subsidios y su traslado a las tarifas que pagan los usuarios sea más amplia.
También se espera un nuevo aumento de la tasa de interés con el propósito de que los ahorristas e inversores no se pasen al dólar con el consiguiente aumento del costo del crédito y en especial de la deuda del Banco Central. Es que la suba de tasas de interés abarcará a los plazos fijos, a los bonos del Tesoro y la tasa de referencia de las Leliq.
Las paritarias son otro factor clave como costo para las empresas porque muchos gremios quieren recuperar los menores aumentos recibidos en 2021 con relación a la inflación y las pérdidas de años anteriores.
“Desde el techo alcanzado en noviembre de 2017 los salarios acumulan una caída del 21,6% en promedio. Los asalariados registrados privados se encuentran en una ‘mejor’ posición, con una merma del 18%; los del sector público reflejan un ajuste del 22%, mientras que los asalariados informales sufren una caída del 31% en el poder adquisitivo desde esa fecha”, de acuerdo a la consultora LCG. Y desde el Gobierno trabajan para 2022 con una pauta inicial del 40%, con reapertura de las negociaciones si la suba de los precios supera ese porcentaje.
Los incendios en Corrientes arrasaron la producción de arroz, de yerba mate y afectaron a la ganadería y esa menor oferta incidirá en un mayor aumento de los precios de esos sectores.
Otro factor es la incidencia de la inflación internacional – por el aumento del costo de la energía- y ahora los preparativos bélicos en relación a Ucrania- que ha llevado a duplicar y hasta triplicar la baja inflación que registraban los principales países desarrollados, como el 7% anual de EE.UU., el mayor incremento en 40 años, desde 1982. Los precios de la energía subieron un 29,3% y los de los alimentos, un 6,3%.
Finalmente, aun no se conoce la “letra chica” del acuerdo con el FMI y ya provocó divisiones en el oficialismo y en la oposición generando mayor tensión política en el Gobierno y en el Congreso.