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Sputnik “Vida”: cuántas vacunas contra el Covid envasó Richmond y por qué no se aplicó ninguna

Cómo es el largo camino de la vacuna argentina, cuya producción empezó hace dos meses con el objetivo de mitigar el déficit ruso. Una historia complicada de la que participan cuatro protagonistas.

“No tenemos ninguna novedad oficial”. Las palabras son de un funcionario de una de las provincias argentinas a las que no les sobra stock de vacunas contra el coronavirus. Se mueven rápido y quieren más, para seguir inmunizando a la población. Vacunas nacionales o importadas, pero más.

El funcionario del área de Salud hacía referencia, en este caso puntual, a las dosis de Sputnik “Vida”, que son las que envasa el laboratorio Richmond en la Argentina con el principio activo que envía el Instituto Gamaleya desde Moscú.

Esa iniciativa privada tuvo una sonora y oportuna celebración oficial. Apareció como una posibilidad de mitigar el déficit de las segundas dosis de la Sputnik V, que desde diciembre es uno de los principales inconvenientes con el que se ha topado la campaña de vacunación en el país.

Sin embargo, desde que se terminó de envasar el primer lote argentino transcurrió el tiempo suficiente como para que, entretanto, surgieran alternativas. Por ejemplo, que empezara y concluyera el ensayo de combinación de vacunas.

Dicho socorro, como solución al bache ruso, sobrepasó en la carrera al lento trámite de la Sputnik argentina. Este martes, la propia ministra Carla Vizzotti lo corroboró en su propio hombro al recibir como segunda dosis la vacuna de Moderna.

Nicolini, Vizzotti y Figueiras el 20 de abril, con los primeros viales de la Sputnik Vida fabricados en el Conurbano. Foto: Télam

Nicolini, Vizzotti y Figueiras el 20 de abril, con los primeros viales de la Sputnik Vida fabricados en el Conurbano. Foto: Télam

El primer lote de la Sputnik “Vida” (sus siglas significan Vacuna de Inmunización para el Desarrollo Argentino) estuvo listo el 18 de junio, hace 55 días, según informó el propio laboratorio Richmond. Eran 448.625 dosis del componente 1. Una muestra fue enviada al Instituto Gamaleya para su aprobación.

El principal problema que ralentiza la disponibilidad está vinculado a los plazos de autorización. “Rusia va recibiendo muestras de lotes de distintos países para aprobar y la eficiencia administrativa no es la mejor”, explicó una fuente vinculada a la cadena de fabricación.

A su regreso, la muestra debe obtener también la venia de la ANMAT, aunque este paso es prácticamente automático. Todo el circuito embebe el proceso en una cuota necesaria de seguridad y confianza, pero la longitud de los plazos ha hecho que lo generado pierda peso específico en la urgencia.

La historia germinó en abril -la semilla se plantó en febrero-, cuando Richmond concluyó las primeras vacunas de muestra para que Gamaleya las aprobara. El 20 de abril, Vizzotti y la asesora presidencial Cecilia Nicolini celebraron aquel logro inicial con una foto junto con el CEO de Richmond, Marcelo Figueiras.

El 8 de junio, Figueiras fue a la Cámara de Diputados y contó que esperaba producir 5 millones de vacunas por mes. El 11 de junio, hace justo dos meses, apretó el botón de la máquina que daba inicio al proceso de producción en la planta tercerizada de MR Pharma, en Tortuguitas.

Según afirmó Figueiras entonces, apostaba a que en tres semanas, a partir de ese momento, el Estado tuviera los primeros lotes disponibles. Calculó mal. No contaba con que los tiempos de la burocracia rusa fueran incompatibles con las necesidades inmunitarias de la Argentina.

El presidente Alberto Fernández con Figueiras, durante una visita a Richmond en febrero. Foto: Presidencia

El presidente Alberto Fernández con Figueiras, durante una visita a Richmond en febrero. Foto: Presidencia

El 18 de junio, esas primeras vacunas eran enviadas a Rusia para ser chequeadas. El mismo día Richmond publicitó el packaging de las dosis vernáculas. Color rojo, segundas dosis. El 2 de julio, terminaron de envasar otras 550.000 dosis del componente 1, para sumar un total de 998.625.

Cuatro días después, el 6 de julio, concluyó el envasado y formulado de 153.441 unidades del componente 2. El 15 de julio, un día después de que Argentina superara en los registros las 100 mil muertes por Covid, el Instituto Gamaleya aprobó ese primer lote de segundas dosis de Sputnik “Vida”.

El 28 de julio arribaron al país 500 litros más del antígeno del segundo componente, que permitieron completar otras 760 mil dosis. “En breve estarán a disposición de nuestra gente”, volvió a anunciar el laboratorio, mientras la acumulación de vacunas terminadas crecía.

¿Dónde están esas vacunas? Una fuente de Richmond explicó que permanecen congeladas en el depósito de Andreani, empresa encargada de distribuirlas cuando el Ministerio de Salud lo dispone. “Hay allí 1,2 millón de primeras dosis y 150 mil de segundas ya autorizadas por Rusia”, explicaron a Clarín.

Además del laboratorio y el Gobierno, los otros dos protagonistas clave de esta historia son el Fondo Ruso de Inversión Directa y el Instituto Gamaleya. La relación entre esos dos actores, económico y científico, no sería la más aceitada para optimizar los tiempos.

El 3 de agosto, el Fondo Ruso de Inversión Directa y Richmond aseguraron que durante este mes Argentina contará con 3 millones de segundas dosis de la Sputnik envasadas aquí. De ese total, en Richmond aseguran que ya tienen hechos 2,3 millones. El problema es que casi todo aún espera autorización.

Ese mismo 3 de agosto se había informado que la semana pasada iban a estar listas para su aplicación las primeras 150 mil vacunas. Pero en los hechos se postergó. El Gobierno afirmó este último lunes que “en los próximos días” Richmond presentaría el primer lote liberado.

Desde Richmond responden que las dosis efectivamente están disponibles. Finalmente, en las próximas horas habría signos de que la rueda de la distribución comienza a girar, lo que pondría de manifiesto que el pantano burocrático y dialéctico no es sólo ruso.

La participación de Figueiras en la sesión informativa de los laboratorios en el Congreso, el 8 de junio.

La participación de Figueiras en la sesión informativa de los laboratorios en el Congreso, el 8 de junio.

Este martes trascendió extraoficialmente que el Ministerio de Salud comenzaría a repartir en las provincias esas primeras 150 mil segundas dosis. Esto es, 26 días después de la aprobación en Rusia. Aunque no hubo confirmación oficial y en las provincias consultadas no tenían información al respecto.

De todos modos, se trataría de un número testimonial, marginal para los fines sanitarios. A la Ciudad le corresponderían 10.500 dosis; a la Provincia, 57 mil. Pero le serviría a Richmond y al Gobierno para justificar el ingreso de las “vacunas argentinas” al circuito, a la espera de que Rusia apruebe más lotes.

La ministra Vizzotti confirmó que ya hay producidas en el país 1 millón de dosis con el control de calidad superado y 2,7 millones que van a ser liberadas “a partir de agosto”. Las cifras van y vienen, generan algo de confusión y el saldo por ahora es que no hay dosis argentinas aplicadas.

La funcionaria no explicó por qué el reparto de las vacunas ya autorizadas no ha comenzado antes. Una pista podría buscarse en que la mayor parte de ese stock son componentes 1 y la prioridad ahora, como se ha dicho, es completar los esquemas con segundas dosis.

Vizzotti dijo, también, que están trabajando con la ANMAT y el Instituto Gamaleya con el objetivo de que “en un mediano plazo” las dosis no tengan que ser enviadas a Rusia para cumplir con el chequeo de rigor. La modificación burocrática, de lograrse, debería acelerar los tiempos en el futuro.

El Gobierno anunció, además, el lunes, la llegada para el transcurso de esta semana de otros 500 litros del antígeno para el envasado de nuevas dosis del componente 2. Mientras tanto, en los últimos 10 días arribaron al país 600 mil dosis del componente 2, ya envasadas en Rusia.

El martes, Richmond celebró por cuerda paralela el primer hito de su gran apuesta: la licitación del fideicomiso financiero Proyecto Vida, para la construcción de una planta de medicamentos biotecnológicos. Según anunció, “estará operando el año próximo”. No está claro aún en qué mes.

Como sea, la nueva planta de Richmond permitiría -una vez en funcionamiento- la emancipación de la Sputnik “Vida”, con su fabricación completa en la Argentina sin tener que depender de que el principio activo sea enviado y luego el resultado final bendecido, en tiempo y forma, allá en Moscú.

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