El Ministerio de Salud hizo posteos en las redes sobre esos métodos anticonceptivos a partir de los 16. Qué dicen los especialistas.
Dos datos que tal vez hubieran mejorado la comunicación por Twitter del Ministerio de Salud, cuando este jueves buscaron recordarles a los chicos de 16 años su derecho a realizarse vasectomías y ligadura de trompas: que esos métodos no son reversibles y que, si bien evitan el embarazo, no reemplazan el uso de preservativo, ya que no eluden el contagio de VIH y otras enfermedades de transmisión sexual.
Ahora bien, ¿en qué consisten la vasectomía y la ligadura de trompas, exactamente? ¿A quiénes las recomiendan los médicos?
No a los adolescentes de 16 años, a menos que ellos expresamente pidan información sobre esas cirugías, ya que tanto la vasectomía como la ligadura tubaria (o de trompas) son considerados formalmente métodos sin vuelta atrás, en cuanto su reversibilidad no puede garantizarse.
Tres especialistas en salud sexual y reproductiva que hablaron Clarín remarcaron que al médico no le compete “indicar” tal o cual método sino habilitar el derecho del paciente a decidir, siempre poniendo los pro y los contra de cada estrategia de prevención del embarazo sobre la mesa.
Partiendo de este lugar se entienden mejor los ruidos que generó el posteo de Salud, con su mensaje directo, despojado de todo contexto: “A partir de los 16 años se puede acceder gratis a métodos anticonceptivos permanentes: ligadura y vasectomía”.
Anticoncepción: qué dijeron desde el Ministerio de Salud
Para los más críticos, el tuit fue una invitación (no premeditada) a que adolescentes de edades muy tempranas consideren la esterilización plena como forma razonable de anticoncepción.
Ante la consulta de este medio, desde la cartera que conduce Carla Vizzotti sostuvieron su convencimiento de haber hecho una comunicación correcta: “En el caso de la anticoncepción quirúrgica, reconocida por la ley 26.130, se establece que las personas pueden solicitar este método anticonceptivo y pueden elegirlo luego de un proceso de asesoramiento y acceso a la información”.
Aclararon que “no se promueve un método o una práctica anticonceptiva en particular sino que se hace conocer los derechos vigentes en cuanto a métodos y la información para su ejercicio”.
Además, enfatizaron que este tipo de comunicaciones se enmarcan en la obligación ministerial (en base al artículo 8 de la ley 25.763) de difundir información “de manera periódica y actualizada, sobre los derechos de la población en materia de salud sexual y reproductiva”.
Por su parte, desde el Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires subrayaron que, “en la práctica, no se registra una necesidad sentida por los adolescente de acudir a la anticoncepción quirúrgica”.
“Hasta ahora no ha sido un problema que los jóvenes demanden ligaduras tubáricas o vasectomías”, estimaron.
En la misma línea, desde el Fondo de Población de las Naciones Unidas en Argentina (UNFPA), la jefa de esa Oficina, Mariana Isasi, dijo que “el acceso a la información es primordial para que las y los adolescentes puedan tomar decisiones libres e informadas sobre su cuerpo y así puedan ejercer su autonomía corporal, sin coerciones ni violencias”.
Los métodos anticonceptivos más usados
Hoy existen 11 métodos anticonceptivos reversibles que el Ministerio de Salud entrega de forma gratuita.
Los llamados de “corta duración” son las pastillas anticonceptivas orales y también los inyectables mensuales y trimestrales. Los de “larga duración” (también llamados LARC) pueden ser implantes subdérmicos y dispositivos intrauterinos (DIU).
Además, se distribuyen preservativos, el método de barrera por excelencia, y anticoncepción hormonal de emergencia (AHE, la “pastilla del día después”), que es la última opción anticonceptiva, tras una relación sexual.
Qué es una vasectomía y quién se la puede hacer
Debe haber sido la tendencia a un mayor empoderamiento femenino lo que en los últimos años generó que muchos varones también quisieran “poner el cuerpo”, lo que redundó en un auge en las solicitudes de vasectomía.
“En la prepandemia hacía 5 vasectomías por semana. Ahora hago entre 10 y 15”, contó Omar Layus, médico andrólogo y médico de planta del servicio de Urología del Hospital Italiano.
Para él, “se ha transformado en un requerimiento social, principalmente para hombres de 37 años para arriba que, o ya tuvieron hijos y quieren liberar a su pareja del uso de otros métodos, o no están en pareja y quieren tener una sexualidad más controlada”.
Si bien no protege de enfermedades sexuales, impide la concepción, ya que involucra un procedimiento quirúrgico (con anestesia local o sedación) en la que se seccionan los conductos deferentes, que son los encargados de transportar los espermatozoides en el momento de la eyaculación.
Los mitos de la vasectomía
Hay varios prejuicios respecto de la vasectomía y conviene aclararlos. Uno importante es que se revierte con facilidad.
Si bien según Layus el éxito de reversibilidad llega al 85%, hay consenso respecto de rotularlo como “método irreversible”, por las implicancias que tiene quedar del lado de los “no revertidos”.
El segundo mito es que una vasectomía impactará negativamente en la salud sexual masculina.
“El semen está formado por líquido seminal y espermatozoides, que son solo el 3% del eyaculado. La vasectomía impide el paso de ese 3%, pero no del líquido seminal, por lo que el hombre eyacula normalmente, solo que sin espermatozoides”, explicó.
Dos tipos de vasectomía
“Está la convencional y la que llamamos ‘sin bisturí’, que es la que hacemos en el Italiano. Tiene menor repercusión en el hombre y una recuperación más rápida”, explicó.
En la ‘sin bisturí’ se hacen una o dos incisiones de 5 milímetros cada una, es decir que solo quedará un punto de cada lado del escroto. En la convencional pueden ser tres o cuatro puntos.
Ambas son cirugías ambulatorias y se recomienda 24 horas de reposo. Por tres meses habrá que usar un método anticonceptivo alternativo, hasta que se confirme la ausencia de espermatozoides mediante un espermograma.
Para Layus, “la vasectomía se ha sumado al cambio sociocultural que estamos viviendo en el que el hombre participa más”.
Sin embargo, fue enfático: “Yo no la recomiendo. Es una decisión del paciente consultar por este procedimiento. No corresponde invitar a hacérsela o promoverla como reversible”.
Las preguntas por la ligadura de trompas
Marisa Labovsky es médica, sexóloga e integra la comisión directiva de la Asociación Médica Argentina de Anticoncepción (AMADA), ex presidente de la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto-Juvenil. En diálogo con Clarín, consideró que el tuit del Ministerio solo buscó “mostrar las leyes y las posibilidades que tiene cualquier adolescente de acceder a las consultas por su salud, desde los 13 años”.
“Que tengan esos derechos no quiere decir que haya una invitación a hacerlo”, aclaró, aunque admitió que una mejor comunicación tal vez hubiera evitado malentendidos.
Sobre la ligadura de trompas, explicó que es una intervención rápida, por laparoscopía, y dijo que existen dos tipos: con o sin extracción de las trompas de Falopio.
En el primer caso, si en un futuro la paciente cambiara de parecer, podría hacerse una “recanalización” para recuperar la fertilidad. La segunda tiene alguna ventaja en términos de disminuir las chances que naturalmente existen de padecer cáncer de ovarios, explicó.
La internación lleva un par de días y la recuperación, una semana.
La ligadura de trompas es mayormente elegida por mujeres que definieron su deseo de no ser madres, ya tienen hijos y no quieren tener otros o padecen alguna afección por la que el embarazo las pondría en riesgo.
“La ligadura tubaria es una opción para pacientes de 16 años y más que firmen su consentimiento, pero no es lo que va a elegir la mayoría, aunque la ley las ampare”, analizó Labovsky.
Salud sexual y reproductiva en las mujeres
La médica puso énfasis en el rol central de la asesoría que los especialistas en salud sexual deberían dar: “Lo primero que hacemos es escuchar al paciente. Saber qué nos pide y comprender sus antecedentes familiares y personales. Uno ahí ofrece los métodos disponibles, según la historia y las necesidades. El paciente elige qué es lo mejor”.
Es que, aseguró, “hay estudios que dicen que si el médico elige el método anticonceptivo, el 80% abandona. Si elige la paciente, el abandono baja al 20%”.
De los métodos disponibles, Mariana Romero, investigadora del Conicet especializada en salud reproductiva, enfatizó la utilidad de “los de larga duración, como el DIU o el implante, ya que dan una cobertura segura por varios años a quienes quieren no tienen intenciones de maternar en el corto plazo”.
Labovsky coincidió: “Las mujeres están felizmente más empoderadas y pueden elegir, pero me parece mucho mejor un método de larga duración que someterte a una cirugía con anestesia”.
En este sentido, agregó, “el DIU hormonal y el implante dérmico tienen una efectividad altísima, con menos del 1% de falla. Y tienen el plus de que se menstrúa poco o nada, algo que para las adolescentes puede valorado”.
En cualquier caso, concluyó, “siempre es una decisión de la mujer”.